diumenge, 2 de novembre del 2025

Las células cancerosas liberan energía como mecanismo de defensa


Las células cancerosas liberan energía como mecanismo de defensa 

Un estudio del Centro de Regulación Genómica de Barcelona revela que las células cancerosas generan un aumento de ATP cuando son comprimidas físicamente, lo que les permite reparar el ADN y sobrevivir en microambientes densos. 

Este hallazgo abre nuevas posibilidades para frenar la expansión tumoral, buscando una vía para inmovilizarlas.

Las células cancerosas poseen mecanismos adaptativos que les permiten resistir altas presiones en el tejido (ej. la presión que se genera en los vasos sanguíneos). La investigación muestra que, tras una compresión, las mitocondrias se desplazan alrededor del núcleo formando un “halo protector” y liberan rápidamente grandes cantidades de ATP. Este aumento energético permite que los complejos de reparación del ADN restauren el genoma y aseguren la continuación del ciclo celular. Este fenómeno, denominado “mitocondrias asociadas al núcleo”, se observó en el 84 % de las células analizadas.

La formación del halo depende de filamentos de actina y del retículo endoplásmico. Para comprobar la relevancia del hallazgo, el equipo analizó biopsias de tumores de mama de 17 pacientes. En las zonas tumorales más afectadas, detectaron halos mitocondriales en el 5,4 % de los núcleos.  El investigador Ritobrata Ghose destacó que la observación de estos halos en muestras reales demuestra la importancia biológica del fenómeno y su posible implicación en la metástasis.




Una célula cancerosa en la que se puede observar cómo las mitocondrias (en magenta) se acumulan en la periferia nuclear. / Rito Ghose y Fabio Pezzano del CRG. Fuente: SINC


Mediante la utilización de microscopía avanzada capaz de comprimir células vivas hasta tres micras (relativamente poco), los investigadores observaron que las mitocondrias se reorganizan rápidamente alrededor del núcleo, formando un halo protector que hunde ligeramente la estructura nuclear.

También descubrieron que, como la formación de este halo depende de las proteínas de actina (las mismas que intervienen en la contracción muscular), cuando bloquearon esta con un fármaco (latrunculina A), el halo no se formó y las células no pudieron liberar energía ni reparar el ADN correctamente. Este resultado sugiere que bloquear la formación del halo podría reducir la invasividad tumoral y proteger los tejidos sanos.

Aunque el estudio se centró en el cáncer, los autores consideran que este fenómeno podría darse de manera general en la biología, como sucede con las células inmunitarias que atraviesan los ganglios linfáticos o con las neuronas que se ramifican. Según la bióloga Sdelci, en cualquier célula sometida a presión es probable que se produzca un aumento de energía que proteja la integridad del genoma.

Comprender este proceso aporta una nueva perspectiva sobre cómo las células cancerosas sobreviven en entornos hostiles y abre la puerta al desarrollo de terapias dirigidas a bloquear estas adaptaciones energéticas para buscar acabar finalmente con el cáncer.



Fuente de la noticia: Agencia SINC
JEE