Gracias a este descubrimiento, “se puede facilitar la creación de una prueba genética capaz de predecir qué riesgo tiene una persona de desarrollar esta enfermedad”.
La diabetes es un desorden del metabolismo, el proceso que convierte el alimento que ingerimos en energía. La insulina es el factor más importante en este proceso. Durante la digestión se descomponen los alimentos para crear glucosa, la mayor fuente de combustible para el cuerpo. Esta glucosa pasa a la sangre, donde la insulina le permite entrar en las células. (La insulina es una hormona segregada por el páncreas, una glándula grande que se encuentra detrás del estómago).
Cada año, cerca de 4 millones de personas muere a causa de la diabetes.
El estudio comparó la composición genética de 700 personas con diabetes tipo dos y con una historia familiar de incidencia de esta enfermedad, con setecientas personas sanas.
Una vez identificados los factores genéticos ligados a la diabetes, los investigadores corroboraron sus datos observando la composición genética de otros 5.000 mil individuos.
Hace unos años se sabía que el gen SUMO-4 ayudaba a regular el aparato inmunológico del cuerpo, a cargo de la defensa contra las infecciones.
Parece ser que debido a estímulos ambientales, como una infección viral o bacterial, los genes pueden sufrir ataques en los que se detecta posibles mutaciones y un desequilibrio en la actividad del sistema inmunológico, que eventualmente podría afectar los tejidos de la persona.
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