En los primeros tiempos los microorganismos desarrollaron mecanismos que permitían convertir la luz solar en energía celular y utilizar ésta para capturar el carbono que había en la atmósfera. Este proceso se conoce como fotosíntesis, la publicación del genoma de Chlorobium tepidum, un microorganismo poco conocido proporciona abundante información de cómo pudo desarrollarse este mecanismo
Esta bacteria, aislada en Nueva Zelanda, es un miembro del grupo de las bacterias verdel del azufre, llamadas así por su color y su dependencia por el azufre para poder realizar la fotosíntesis.
Este grupo bacteriano realizan la fotosíntesis de una forma distinta a las plantas, disponen de una estructura que en nada se asemeja a los cloroplastos, a la que se llama clorosomas, y éste proceso no rinde oxígeno como subproducto. Son capaces de realizar la fotosíntesis sin oxígeno, por lo que son consideradas de importancia para entender la evolución ya que se piensa que en épocas tempranas en la atmósfera terrestre existía poco oxígeno.
Las bacterias verdes del azufre suelen vivir en zonas acuáticas donde la luz alcanza zonas anoxigénicas de la columna de agua y dónde existe abundancia de compuestos reducidos del azufre. Utilizando métodos de análisis filogenéticos los autores encontraron muchas similitudes genéticas con miembros del grupo Archaea, probables duplicaciones de los genes implicados en la fotosíntesis y en el metabolismo del azufre y nitrógeno. Esto podría explicar porqué estos microorganismos son capaces de realizar la fotosíntesis con los niveles más bajos de luz entre otras especies.
Las bacterias verdes del azufre utilizan un mecanismo diferente para capturar el carbono al que usan las plantas, lo hacen mediante el llamado ciclo del ácido tricarboxílico (TCA) que no requiere oxígeno ya que es el hidrógeno el que actúa como donador de electrones.
http://www.tigr.org/tigr-scripts/CMR2/GenomePage3.spl?database=gct
De SAnDra Lopez pAra RAfa mollà
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