dissabte, 22 de febrer del 2020

MAS QUE NEURONAS



Cuando nos hacemos esos cortes con una hoja de papel o un perro nos ha dado un pequeño mordisco, esos dolores se sienten y se perciben en la piel, donde las células reaccionan al estímulo mecánico y mandan un mensaje eléctrico al cerebro. Se creía que esas señales se originaban en las terminaciones de las neuronas que cubren la piel.

Neurona
Pero en 2019, los científicos se llevaron una sorpresa al observar que algunas de esas células esenciales en sentir este tipo de dolor no eran las neuronas, como era de esperarse. Un tipo de células, las gliales, que se enredan con las células nerviosas producen una suerte de malla en las capas exteriores de la piel. La información que las células gliales envían a las neuronas es lo que nos arranca ese gesto de dolor.

Este descubrimiento es tan solo uno de los muchos que muestran que las células gliales, ese variado conjunto de células en el sistema nervioso que no son las neuronas, son de una importancia enorme. Para quienes no hayan leído en este espacio los varios artículos destinados a ellas*, recordamos que hasta hace poco se las presumía como las dedicadas a las labores domésticas, aportando nutrientes, cuidando y limpiando a las estrellas rutilantes que eran las únicas encargadas de canalizar las señales eléctricas entre el cuerpo y el cerebro, solo ellas bajo los focos de atención durante cientos de años. Pero en las dos últimas décadas, la investigación en las células gliales le ha movido la silla a las neuronas.

Resulta que las glía realizan un montón de funciones. Ayudan en los procesos de la memoria, sirven como agentes del sistema inmunológico y protegen de infecciones, mientras que otras se comunican con las neuronas. Otras son esenciales para el desarrollo del cerebro, sobrepasando la antes afianzada idea de que eran simples ayudantes de las neuronas, pues participan en la protección de la salud cerebral y su adecuada adaptación al cambiante medio.

Las células gliales tienen muchas formas acordes con las funciones que realizan. Algunas vienen como envueltas mientras otras son extendidas, como ramas o estrellas. Muchas se enrollan alrededor de las neuronas formando una red tan densa que resulta difícil diferenciar células individuales. Para los primeros observadores, ni siquiera parecían células, se veían como una matriz de soporte. Se las llamó neuroglía, término venido del griego y que significa pegante.

Es que muchas células gliales son muy difíciles de estudiar pues su sino está tan entretejido con el de las neuronas que es todo un desafío estudiarlas por separado. Si los investigadores tratan de aprender de sus funciones separándolas de las neuronas que están sosteniendo, acaban matando a ambas.


Pero la revolución en las últimas décadas de las técnicas de la biología celular ha producido un arsenal de herramientas que permiten un mayor acceso a las células gliales, . Los avances en los tipos de coloración fluorescente y en la observación de imágenes vivas, junto con la manipulación genética han permitido traer a la luz un amplio surtido de formas y funciones de las células gliales.

Varios tipos celulares entran bajo la categoría de gliales, con funciones varias que aún se están caracterizando. Los oligodendrocitos recubren las fibras nerviosas y las aíslan con una capa de mielina, algo tan importante para que las señales eléctricas se muevan a través de las neuronas y aceleren la velocidad de su transmisión. Los astrocitos, con sus complejas ramificaciones, dirigen el paso de fluidos en el cerebro, cambian la forma de las conexiones sinápticas entre las neuronas y reciclan la liberación de moléculas neurotransmisoras que facilitan la comunicación entre las neuronas, entre otros muchos trabajos.
Astrocito


Pero las células que han sido el objeto de un interés mayor en las últimas décadas son las micro gliales.

Guy Brown, profesor de bioquímica en la Universidad de Cambridge, se sintió atraido por las micro glía por su forma de estrella y sus movimientos dinámicos, pero al final fue su funcionamiento lo que acaparó su atención. Ahora se sabe que las micro glía pueden copiar a los macrófagos del sistema inmune, engullendo amenazas al cerebro como los desechos celulares y microbios. También se ocupan de las sinapsis obsoletas. “Si se las observa en vivo, se las puede ver comiéndose a las neuronas”, dice Brown.

Las neuronas y las células gliales no pueden funcionar de manera independiente: sus interacciones son vitales para la sobrevivencia del sistema nervioso y de los recuerdos, los pensamientos y las emociones que produce. Pero la naturaleza de su alianza es aún un misterio. Las células gliales ganan cada vez más importancia, algo que se les había negado a costillas de la dada a las neuronas, pero es complicado saber si un tipo de célula dirige al otro. “La gran pregunta ahora es, quién está al mando”, dice Staci Bilbo, profesora de psicología y neurociencia en la Universidad de Duke.

A lo mejor se puede tratar de una muestra más de la cooperación entre células que tanto se da en la biología de los organismos.

Para leer toda la noticia click aqui

1 comentari:

N C B ha dit...

Realmente me ha parecido una notícia muy interesante. Aunque cada vez sabemos más acerca de cómo funciona nuestro cerebro, es indudable el pensar que nos quedan infinitas cosas por descubrir. También me ha sorprendido el ver cómo no solo las neuronas tienen el papel principal para el correcto funcionamiento de nuestro cerebro, aunque son mucho menos conocidas, las células gliales son imprescindibles. Según he leído estas se pueden dividir en microglía y macroglía, cada una abarcando diferentes funciones. La primera hace de sistema immunológico de nuestro cerebro y la segunda se divide en astroglía ( son células de apoyo a neuronas), oligodentrócitos (mejoran las conexiones) y células de Schawnn ( hacen lo mismo que las anteriores pero en los nervios periféricos). Indudablemente estas ejercen un papel clave en el sistema nervioso.
De todas formas aquí adjunto un vídeo donde lo explican de forma más completa: https://youtu.be/yJ5ptv0Pc2E