China ha anunciado un importante plan de eficiencia energética con el objetivo de reducir entre un 40% la cantidad de emisiones de CO2 por unidad de PIB (productor interior bruto), concepto conocido como intensidad de carbono, entre 2005 y 2020. Se trata de la primera vez que Pekín pone números a sus esfuerzos para controlar los gases de efecto invernadero, responsables del calentamiento global, pero el compromiso no significa que el país asiático vaya a recortar el total de sus emisiones en ese plazo, ya que dependerá de la evolución que siga su economía. Lo más probable es que al ritmo de desarrollo que vive el país, la cifra global aumente, aunque a menor ritmo de lo que lo hubiera hecho. El Gobierno ha dicho que el primer ministro, Wen Jiabao, asistirá a la cumbre de Copenhague sobre el cambio climático el mes que viene.
El anuncio se produce un día después de que Barack Obama, que también acudirá al cónclave danés, revelara que Estados Unidos disminuirá las emisiones de CO2 el 17% en el mismo plazo, el 30% para 2025, y el 83% para 2050.
El Consejo de Estado chino ha afirmado que el plan "es una acción voluntaria tomada por el Gobierno teniendo en cuenta las condiciones nacionales y es una gran contribución a los esfuerzos para luchar contra el cambio climático". India, otro de los mayores responsables del calentamiento global, ha propuesto una política similar de ligar sus emisiones de CO2 al crecimiento del producto interior bruto.
Expertos chinos han calificado el programa chino de ambicioso, pero fuentes diplomáticas en Pekín aseguran que los objetivos que Estados Unidos y China puedan llevar a Copenhague son modestos, y "se enmarcan en lo que ambos países hubieran hecho en cualquier caso". Insisten, sin embargo, en que "hubiese sido peor un rechazo total, no anunciar nada".
Los expertos consideran que para que China pueda lograr su objetivo tendrá que potenciar el uso de energías limpias, como la solar y la eólica, modernizar sus centrales térmicas y buscar nuevas formas de reducir la dependencia del carbón. Pekín también potenciara el uso de energía nuclear.
El Gobierno ha dicho repetidas veces que quiere obtener compromisos con cifras para los países desarrollados en Copenhagen, mientras ha rechazado estos para sí. Pekín afirma que es injusto medir a todos con lo mismo, puesto que el calentamiento global ha sido causado principalmente por las naciones más avanzadas en su proceso de industrialización hace mas de 100 años.
El plan chino de ralentización de emisiones de CO2 se enmarca en el programa de eficiencia energética lanzado hace unos años, por el que quiere reducir un 20% el consumo de energía por unidad de PIB entre 2005 y 2010. Pekín está basculando hacia un modelo de desarrollo más sostenible, consciente de los riesgos medioambientales y para la estabilidad social que supone la política de desarrollo a cualquier precio practicada las últimas décadas.
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