diumenge, 28 d’octubre del 2012

Más CO2, menos nubes.

Hayan un nuevo mecanismo de retroalimentación, que relaciona las variables de la vegetación y la formación de nubes, que podría aumentar el cambio climático.



Cuanto más caliente esté el aire, más agua se puede evaporar, es una regla conocida de nuestra vida cotidiana. Sin embargo, unos científicos de Alemania y los Países Bajos han determinado ahora que esta regla no es siempre válida, y que la situación puede ser muy diferente si el escenario varia.
Aunque un incremento en la cantidad de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera hace que el clima se vuelva más cálido, ya que se trata de un gas de efecto invernadero, también puede provocar que se evapore menos agua. Las plantas, con sus miles de millones de estomas, son la causa de esta contradicción porque influyen en la composición del gas y la humedad atmosférica en torno a ellas.

Valiéndose de nuevos cálculos y de un modelo climático perfeccionado, los investigadores encontraron que esto pone en movimiento una cascada de procesos (efecto dominó) que a la larga acaban contribuyendo al calentamiento global.
Estos científicos hicieron uso de un modelo digital que toma en cuenta los suelos, el ciclo hidrológico, la atmósfera y los procesos biofísicos de crecimiento de la vegetación. 
Simularon tres escenarios para su análisis: una duplicación de la cantidad de CO2 presente hoy en la atmósfera en un 0,037%, un incremento de 2ºC en la temperatura media global, y una combinación de ambos. Los cálculos representan las condiciones esperadas para finales de este siglo.

Los investigadores establecieron que algunos procesos del sistema suelo-vegetación-atmósfera responden de manera más fuerte al incremento del CO2 y al cambio climático que otros procesos del mismo sistema. Al duplicarse el CO2 en la atmósfera, se encadenan una serie de efectos que empiezan con la respuesta de un comportamiento diferente de los vegetales a una concentración superior de CO2. El detonante de esta cadena de procesos es el hecho de que las plantas, que regulan el intercambio de vapor de agua y dióxido de carbono con la atmósfera abriendo o cerrando sus estomas, a mayores concentraciones de CO2 cierran más sus estomas.

En la simulación que consistía en una duplicación de la concentración de CO2 en la atmósfera, las estomas se cierran antes, ya que las plantas pueden asimilar de manera más eficaz y más rápida el CO2 necesario para la fotosíntesis. En consecuencia, las plantas transpiran menos por haber hecho menos duradero el proceso, y por tanto hay menos vapor de agua aportado a la atmósfera.
Por esta causa, se forma un menor número de nubes, que hace que la superficie terrestre sea más calurosa, ya que los rayos del sol inciden en ella directamente, en vez de reflejarse en las nubes que de otro modo estarían presentes (efecto albedo). Entonces, el aire más cálido crea más turbulencia en la atmósfera cerca de la superficie, y en consecuencia hay más calor y menos humedad transportada.
En conclusión, aumentando el CO2, sin tener presente el efecto invernadero, se observa que el suelo y la atmósfera se calientan debido a la respuesta de las plantas a los niveles superiores de CO2.




Los investigadores, por tanto, han encontrado otro mecanismo de retroalimentación positiva en el sistema climático que no apareció en el segundo escenario, en el que se simuló un incremento de 2ºC, pero se mantuvo el nivel de CO2 igual al actual. Puesto que la primera y la segunda simulación estudiaban por separado la respuesta a los dos estímulos.
En la tercera simulación se incluyeron tanto el doble de CO2 como el incremento de 2ºC de temperatura. En este escenario surgieron efectos positivos a comparación del primero en el que se destaca una atmósfera más cálida que contiene más agua y potencia el crecimiento de biomasa pero estos efectos positivos no compensan la reducción de nubes del primer escenario.


En resumen, el efecto de una duplicación del CO2 en la atmósfera y un ascenso de 2ºC en la temperatura, ocasionará que la evaporación disminuya en un 15% respecto a la actual y que se formen menos nubes.
Esto hace evidente que el cambio del comportamiento en las estomas de los vegetales disminuyan la evaporación de agua e influyan en la formación de nubes. 

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