Se ha analizado la relación entre la exposición pasiva al humo del tabaco y la probabilidad de padecer síndrome de fragilidad en ancianos siendo este importante cuando aproximadamente un 6% de los participantes del estudio presentan un riesgo elevado de sufrir caídas, desarrollar discapacidad y dependencia, e ingresar en un hospital o residencia.
La exposición pasiva al humo fue valorada midiendo la concentración en suero de cotinina, un biomarcador específico de exposición a la nicotina donde se diagnosticó el síndrome, por la presencia de al menos, tres de las siguientes razones: pérdida de fuerza, lentitud de la marcha, cansancio, reducida actividad física y bajo peso.
Los ancianos que pasan mucho tiempo en casa, es probable que convivan con un fumador acompañando una mayor exposición al tabaquismo pasivo, por eso, los investigadores también han evaluado la relación del número de fumadores en el domicilio con el riesgo de fragilidad en el anciano, observando que este síndrome es especialmente frecuente si este convive con dos o más fumadores.
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