Investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares y del Instituto Investigación Sanitaria Princesa explican cómo la proteína implicada en cáncer, Aurora A, controla la activación de los linfocitos T. Esto puede facilitar nuevas oportunidades para el tratamiento de patologías mediadas por la desregulación del sistema inmune.
Los linfocitos dirigen una parte esencial de la respuesta inmune gracias a su capacidad para reconocer antígenos raros. La activación mediada por antígeno, se inicia en la sinapsis inmune, que consiste en un contacto del linfocito T con la célula que presenta el antígeno.
"La implicación de Aurora A en la activación temprana de rutas de señalización a partir del receptor para el antígeno de la célula T, fundamentalmente sobre la quinasa Lck, que permite la diversificación de las rutas de activación”. Esto, hace que los linfocitos T deficientes en Aurora A no se activen correctamente”, explica Francisco Sánchez, director del trabajo.
Lo verdaderamente interesante de este estudio es que promete posibles aplicaciones clínicas y sitúa a Aurora A en el “centro de futuras investigaciones en el campo de enfermedades de etiología autoinmune o en casos de rechazo frente a trasplantes”.
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