El código genético humano está constituido por unos 3.000 millones de bases de ADN. Sólo de un 10% a un 15% de esas bases forman parte de los genes, los planos maestros que la célula utiliza para construir sus proteínas. A otras secuencias de pares de bases les competen funciones muy importantes; promover la activación o inactivación de los genes y mantener unidos los cromosomas. Queda una buena parte del ADN sin misión obvia. En ese ADN chatarra hay secuencias de características singulares, agrupadas bajo el ADN satélite. Lo forman, secuencias repetitivas de las cuatro bases del ADN en diversa combinación.
La naturaleza repetitiva del ADN microsatélite le capacita para crecer o disminuir en longitud y que estos cambios pueden acarrear consecuencias buenas o malas para los organismos portadores. Hasta la fecha, la única misión asignada a los microsatélites del hombre es negativa; causan enfermedades neurológicas.
Unos indagan los motivos de la presencia de ADN repetitivo en el hombre, pero otros se apoyan en los microsatélites para el diagnóstico de enfermedades neurológicas y para la detección de personas en riesgo de padecerlas. Los microsatélites cambian de longitud en fases precoces de ciertos cánceres, lo que les convierte en marcadores para el diagnóstico precoz de tales patologías. Puesto que la longitud de los microsatélites varía de una persona a otra, en ellos comienzan a apoyarse la identificación de criminales y la determinación de la paternidad, la identificación dactilar por ADN.
El ADN microsatélite está constituido por secuencias de hasta unos seis pares de bases, iterados y unidos en secuencia continua. El enorme potencial de variación que arrastran las repeticiones de los microsatélites obedece a su proclividad a equivocarse en la replicación del ADN, éste es: el desajuste por deslizamiento entre secuencias complementarias. Las implicaciones del emparejamiento incorrecto por deslizamiento y su relación con la capacidad para modificar las moléculas de superficie se han estudiado in extenso a propósito de la bacteria Hemophilus influenzae. Los microsatélites de estas bacterias son auténticas adaptaciones evolutivas. Es poco probable que secuencias repetitivas tan singulares surgieran al azar; aparecerían, y se han conservado, porque capacitan a las poblaciones bacterianas para una cercana adaptación a los cambios del entorno. Los eucariotas poseen más microsatélites que las bacterias y muchos de ellos suelen localizarse cerca o dentro de genes implicados en vías reguladoras de procesos fundamentales. Hay una docena larga de enfermedades asociadas a tripletes repetitivos.
En el hombre los microsatélites alojados en medio de genes afectan a la velocidad de producción de ciertas proteínas, desde la que acompaña al pigmento biliar bilirrubina a determinados neurotransmisores hasta sustancias químicas que transmiten mensajes entre neuronas.
Sacado de “Microsatélites de ADN” Investigación y Ciencia.
VIOLETA PITARCH MARÍN. 2BC
La naturaleza repetitiva del ADN microsatélite le capacita para crecer o disminuir en longitud y que estos cambios pueden acarrear consecuencias buenas o malas para los organismos portadores. Hasta la fecha, la única misión asignada a los microsatélites del hombre es negativa; causan enfermedades neurológicas.
Unos indagan los motivos de la presencia de ADN repetitivo en el hombre, pero otros se apoyan en los microsatélites para el diagnóstico de enfermedades neurológicas y para la detección de personas en riesgo de padecerlas. Los microsatélites cambian de longitud en fases precoces de ciertos cánceres, lo que les convierte en marcadores para el diagnóstico precoz de tales patologías. Puesto que la longitud de los microsatélites varía de una persona a otra, en ellos comienzan a apoyarse la identificación de criminales y la determinación de la paternidad, la identificación dactilar por ADN.
El ADN microsatélite está constituido por secuencias de hasta unos seis pares de bases, iterados y unidos en secuencia continua. El enorme potencial de variación que arrastran las repeticiones de los microsatélites obedece a su proclividad a equivocarse en la replicación del ADN, éste es: el desajuste por deslizamiento entre secuencias complementarias. Las implicaciones del emparejamiento incorrecto por deslizamiento y su relación con la capacidad para modificar las moléculas de superficie se han estudiado in extenso a propósito de la bacteria Hemophilus influenzae. Los microsatélites de estas bacterias son auténticas adaptaciones evolutivas. Es poco probable que secuencias repetitivas tan singulares surgieran al azar; aparecerían, y se han conservado, porque capacitan a las poblaciones bacterianas para una cercana adaptación a los cambios del entorno. Los eucariotas poseen más microsatélites que las bacterias y muchos de ellos suelen localizarse cerca o dentro de genes implicados en vías reguladoras de procesos fundamentales. Hay una docena larga de enfermedades asociadas a tripletes repetitivos.
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1 comentari:
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