Investigadores estadounidenses de la Universidad Johns Hopkins y del Instituto Nacional del Envejecimiento han descubierto que la pérdida de audición parece acelerar la reducción del tejido cerebral que se produce con la edad.
Para la realización del estudio se han utilizado datos del Estudio Longitudinal de Baltimore para comparar los cambios cerebrales que se dan con el tiempo entre adultos con audición normal y otros con dificultad en ella. El estudio nombrado se inició en 1958, donde se realiza un seguimiento de varios factores de salud en miles de hombres y mujeres.
Otras investigaciones realizadas con anterioridad relacionaron la pérdida de audición con marcadas diferencias en la estructura cerebral, tanto en animales como en humanos, puesto que las estructuras que procesan la información del sonido tendían a ser más pequeñas, pero no se sabía si estas diferencias estructurales se daban antes o después de la pérdida auditiva. No obstante, en este último estudio se sometieron a 126 participantes a imágenes por resonancia magnética para ver los cambios cerebrales durante 10 años, en los cuales pasaron diversos chequeos médicos completos.
Al principio de la investigación, 75 tenían un nivel auditivo normal y 51 presentaban ya algún tipo de deficiencia, con una pérdida de al menos 25 decibelios. Tras el análisis de las resonancias magnéticas, vieron que los participantes con audiencia deteriorada presentaron una tasa más rápida de atrofia cerebral, en comparación con los de audición normal. Las afectadas, en general, perdieron más de un centímetro cúbico de tejido cerebral más cada año, y tuvieron una mayor contracción en determinadas regiones, como las de procesar el sonido y el habla.
Se trata de una consecuencia del empobrecimiento de la corteza auditiva por esta falta de audición, lo que favorece a la atrofia. Además, estas estructuras no funcionan de manera aislada, y algunas regiones juegan un papel importante en la memoria y la integración sensorial, por lo que una disminución puede estar relacionada con las primeras etapas de un deterioro cognitivo leve y la enfermedad del Alzheimer.
Por lo que a mí respecta, no se trata de un artículo que aporte buenas noticias para aquellas personas que tengan falta de audición, pero tal vez con este nuevo descubrimiento se puedan hallar métodos que ayuden a contrarrestar el deterioro, porque averiguar la causa es uno de los principales puntos de inicio.
Podemos relacionar esta noticia con la asignatura de Biología Humana, puesto que en ella se están estudiando los diferentes aparatos, sistemas y tejidos del cuerpo humano.
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