EL PAÍS, miércoles 21 de noviembre de 2007.
Los científicos españoles seguirán usando embriones para investigar
La nueva técnica que permite reprogramar células adultas del organismo en células madre que se comportan como si fueran embrionarias ha revolucionado los laboratorios de medicina regenerativa. Hacer que una célula adulta de la piel vuelva atrás en el proceso de desarrollo biológico hasta convertirse en una célula madre capaz de diferenciarse en cualquiera de los 220 tipos que forman el organismo ha sido un hito. Para que este descubrimiento pueda tener aplicaciones clínicas, los científicos han de averiguar antes cómo hacer de forma segura el camino inverso.
Han de conseguir que estas células madre puedan diferenciarse de nuevo en distintos tipos celulares con los que reparar el tejido o el órgano dañado, y hacerlo sin riesgos para el paciente.
En España hay una treintena de equipos trabajando en medicina regenerativa. Sus principales líderes irán introduciendo la nueva técnica de reprogramación inducida, pero mientras tanto seguirán investigando con embriones humanos sobrantes de los programas de fecundación in vitro porque en la fase actual. Lo importante es avanzar en el conocimiento y para esto no importa el origen de las células madre. En nuestro laboratorio, Ángel Raya dirige ya varios proyectos de reprogramación, pero el trabajado con embriones aún puede no ser útil.
El gran reto es ahora lograr que las células madre puedan diferenciarse en los distintos tipos de células del cuerpo.
Se intenta que lo hagan de forma segura porque hasta ahora, en los ensayos con animales no hemos encontrado la forma de garantizar que entre las células diferenciadas obtenidas a partir de embriones, no quede alguna célula madre que pueda inducir un tumor.
Las células madre pueden tener efecto cancerígeno y se encuentran en el núcleo de tumores.
De hecho los primeros ensayos que se hicieron en animales fueron descorazonados, porque todos los implantes celulares acababan provocando un tumor en el animal de experimentación. Se ha logrado reducir el riesgo, pero no está totalmente conjurado.
El problema es que aún no dominamos la diferenciación. Por ejemplo, en un implante neuronal, podemos introducir del orden de un millón de neuroblastocitos procedentes de células madre embrionarias, pero basta que una de esas células no se haya diferenciado bien para que se forme un tumor.
Desde que el equipo de Yamanaka publicó en julio de 2006 la técnica de la reprogramación en ratones, numerosos científicos de todo el mundo intentaron sin éxito reproducirla en humanos.
No se conocen bien los mecanismos que intervienen en la reprogramación.
La técnica es extraordinariamente novedosa, pero aún queda muchos interrogantes abiertos. La prioridad es averiguar qué factores intervienen en ella porque eso nos dará información muy valiosa sobre el camino inverso; el de diferenciación.
Otro problema por resolver es como introducir en el interior de la célula somática los genes que inician la reprogramación de forma segura. El retrovirus usado por Thomson no podría ser utilizado en humanos, ya que podría causar graves efectos adversos.
Los investigadores coinciden en que ninguna terapia que tenga que recurrir a los virus será segura porque una parte del material genético del vector penetra en la célula y se transmite con ella al organismo que se quiere tratar.
Hasta ahora la técnica de transferencia nuclear nos ha permitido avanzar en el conocimiento necesario para obtener células madre. Ahora, esta nueva técnica de la reprogramación permite superar los obstáculos que tenía la clonación, lo ideal sería llegar a un punto en que esa técnica es obsoleta. Lo más interesante es encontrar un mecanismo que permita activar la reprogramación y diferenciación de las células en el interior del organismo.
Violeta Pitarch Marín.
La nueva técnica que permite reprogramar células adultas del organismo en células madre que se comportan como si fueran embrionarias ha revolucionado los laboratorios de medicina regenerativa. Hacer que una célula adulta de la piel vuelva atrás en el proceso de desarrollo biológico hasta convertirse en una célula madre capaz de diferenciarse en cualquiera de los 220 tipos que forman el organismo ha sido un hito. Para que este descubrimiento pueda tener aplicaciones clínicas, los científicos han de averiguar antes cómo hacer de forma segura el camino inverso.
Han de conseguir que estas células madre puedan diferenciarse de nuevo en distintos tipos celulares con los que reparar el tejido o el órgano dañado, y hacerlo sin riesgos para el paciente.
En España hay una treintena de equipos trabajando en medicina regenerativa. Sus principales líderes irán introduciendo la nueva técnica de reprogramación inducida, pero mientras tanto seguirán investigando con embriones humanos sobrantes de los programas de fecundación in vitro porque en la fase actual. Lo importante es avanzar en el conocimiento y para esto no importa el origen de las células madre. En nuestro laboratorio, Ángel Raya dirige ya varios proyectos de reprogramación, pero el trabajado con embriones aún puede no ser útil.
El gran reto es ahora lograr que las células madre puedan diferenciarse en los distintos tipos de células del cuerpo.
Se intenta que lo hagan de forma segura porque hasta ahora, en los ensayos con animales no hemos encontrado la forma de garantizar que entre las células diferenciadas obtenidas a partir de embriones, no quede alguna célula madre que pueda inducir un tumor.
Las células madre pueden tener efecto cancerígeno y se encuentran en el núcleo de tumores.
De hecho los primeros ensayos que se hicieron en animales fueron descorazonados, porque todos los implantes celulares acababan provocando un tumor en el animal de experimentación. Se ha logrado reducir el riesgo, pero no está totalmente conjurado.
El problema es que aún no dominamos la diferenciación. Por ejemplo, en un implante neuronal, podemos introducir del orden de un millón de neuroblastocitos procedentes de células madre embrionarias, pero basta que una de esas células no se haya diferenciado bien para que se forme un tumor.
Desde que el equipo de Yamanaka publicó en julio de 2006 la técnica de la reprogramación en ratones, numerosos científicos de todo el mundo intentaron sin éxito reproducirla en humanos.
No se conocen bien los mecanismos que intervienen en la reprogramación.
La técnica es extraordinariamente novedosa, pero aún queda muchos interrogantes abiertos. La prioridad es averiguar qué factores intervienen en ella porque eso nos dará información muy valiosa sobre el camino inverso; el de diferenciación.
Otro problema por resolver es como introducir en el interior de la célula somática los genes que inician la reprogramación de forma segura. El retrovirus usado por Thomson no podría ser utilizado en humanos, ya que podría causar graves efectos adversos.
Los investigadores coinciden en que ninguna terapia que tenga que recurrir a los virus será segura porque una parte del material genético del vector penetra en la célula y se transmite con ella al organismo que se quiere tratar.
Hasta ahora la técnica de transferencia nuclear nos ha permitido avanzar en el conocimiento necesario para obtener células madre. Ahora, esta nueva técnica de la reprogramación permite superar los obstáculos que tenía la clonación, lo ideal sería llegar a un punto en que esa técnica es obsoleta. Lo más interesante es encontrar un mecanismo que permita activar la reprogramación y diferenciación de las células en el interior del organismo.
Violeta Pitarch Marín.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada