LOS SATÉLITES Y EL FONDO MARINO

Los sensores situados en satélites son, entre otras cosas, utilizados para la obtención de imagenes del fondo submarino, y de esta forma detectar las acumulaciones de residuos y escombros que dañan de forma elevada la biodiversidad marina, sobretodo las redes y bolsas de plástico representan una gran amenaza para la vida marina pues se enredan en animales y también en los arrecifes de coral y es que estas redes están elaboradas con materiales traslúcidos y sintéticos, por lo que se sumergen lentamente y además son muy difíciles de distinguir por los animales. Las redes se encuentran aproximadamente entre los 7 y 15 metros de profundidad y en su viaje a la deriva atrapan aves acuáticas, tortugas, focas y otros animales ya de por sí en peligro.

Los sensores de imagen, tanto visibles como térmicos, los radiómetros de la temperatura de la superficie oceánica y del color del mar se unen a través de un software para detectar objetos flotantes tanto en la superficie como bajo ella, este proceso se realizó en las costas del Pacifico por un equipo de investigadores de la Administración meteorológica de Estados Unidos (NOAA) que contó con la colaboración de la NASA, universidades e industrias, donde igual que en todos los mares y océanos de la Tierra hay una gran contaminación marina que es necesaria abordar para evitar la perdida de muchas especies marinas.

También se quiere en un futuro que estos sensores se han capaces de detectar aquellos lugares del fondo marino donde hayan pocos residuos, para que sea posible quitarlos antes que afecten a los corales.

Esto es buen ejemplo de que las nuevas tecnologías no solo afectan negativamente el medio ambiente sino que también ayudan a su estudio y a su preservación.