El ratón saltamontes, pequeño depredador, se alimenta habitualmente del escorpión de corteza de Arizona (Centruroide), característico por su letal picadura, que asombrosamente no produce efecto alguno en el ratón.
Por ello investigadores de la Universidad de Texas, ha
descubierto el mecanismo que hace inmune al dolor infligido por el escorpión. Este hallazgo piensan,
puede proporcionar la creación de nuevos analgésicos selectivos y no adictivos.
El dolor es una señal necesaria que nos envía nuestro cuerpo para prevenirnos sobre un daño, así pues la carencia de éste, no es de ningún modo positiva. Por ejemplo cuando una presa se ve atacada por un depredador y ella responde con veneno que induce dolor extremo, el depredador acaba por evitar a esta presa.
Sin embargo en el caso del ratón saltamontes ha desarrollado un mecanismo por el que bloquea la señal de dolor únicamente cuando le pica un Centruroide, es decir un resorte analgésico selectivo y muy efectivo.
El estudio realizado desveló que el veneno actúa sobre dos receptores del dolor (NaV1.7 y NaV1.8), pero en los ratones el NaV1.7 no se activa y el NaV1.8 tiene una secuencia de aminoácidos diferente que produce un efecto analgésico que reduce el dolor que resulta de cualquier daño posterior.
Ahora la complicación se encuentra en identificar los cambios en la secuencia de aminoácidos de los canales que permiten esta adaptación. Gracias a la ingeniería genética se puede practicar la genética inversa en ratones de laboratorio y los farmacéuticos desarrollar medicamentos que apunten a dianas más específicas.
Podemos relacionar este post con el tema 19 de el libro de biología de 2º de bachiller en el que se estudia la inmunología. Más información sobre el estudio aquí
El dolor es una señal necesaria que nos envía nuestro cuerpo para prevenirnos sobre un daño, así pues la carencia de éste, no es de ningún modo positiva. Por ejemplo cuando una presa se ve atacada por un depredador y ella responde con veneno que induce dolor extremo, el depredador acaba por evitar a esta presa.
Sin embargo en el caso del ratón saltamontes ha desarrollado un mecanismo por el que bloquea la señal de dolor únicamente cuando le pica un Centruroide, es decir un resorte analgésico selectivo y muy efectivo.
El estudio realizado desveló que el veneno actúa sobre dos receptores del dolor (NaV1.7 y NaV1.8), pero en los ratones el NaV1.7 no se activa y el NaV1.8 tiene una secuencia de aminoácidos diferente que produce un efecto analgésico que reduce el dolor que resulta de cualquier daño posterior.
Ahora la complicación se encuentra en identificar los cambios en la secuencia de aminoácidos de los canales que permiten esta adaptación. Gracias a la ingeniería genética se puede practicar la genética inversa en ratones de laboratorio y los farmacéuticos desarrollar medicamentos que apunten a dianas más específicas.
Podemos relacionar este post con el tema 19 de el libro de biología de 2º de bachiller en el que se estudia la inmunología. Más información sobre el estudio aquí
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