Un gran terremoto tuvo lugar en el oeste Indonesia el 12 de septiembre de 2007, cosa que provocó un riesgo de tsunami en la zona.
Según el Instituto de Meteorología indonesio, el sismo tuvo una magnitud de 8,2 grados en la escala de Richter, con lo que el miedo de la población era significativo, ya que temían la aparición de un gran tsunami.
Tras mucho tiempo de incertidumbre, el tsunami no se materializó, pero las consecuencias del sismo fueron visibles de inmediato, con la destrucción de muchas infraestructuras, sobretodo de edificios.
El gobierno de Yakarta puso en estado de alerta a los hospitales del lugar para atender a todos los posibles heridos y víctimas que el terremoto dejó a su paso.
El miedo de la población era tal, por la experiencia que vivieron anteriormente. En diciembre de 2004, un fuerte maremoto (terremoto cuyo epicentro está en el mar) de 8,9 grados en la escala Richter, provocó un tsunami que causó la muerte de más de 220.000 personas. Las autoridades indonesias enviaron equipos de emergencia con suministros de alimentos y medicinas, y así, ayudar a todos los heridos.
¿El tsunami pudo haberse evitado? La respuesta es lógica: NO; ya que un tsunami es la consecuencia en su punto más álgido de un maremoto. Y además, es un fenómeno natural en el que nosotros no tomamos parte y por lo tanto no lo podemos evitar.
En aquellas zonas hay tantos terremotos ya que se encuentran en los lugares donde hay un movimiento y un choque entre placas tectónias, cosa que aumenta considerablemente las posibilidades de manifestarse un terremoto, un maremoto que provoque un tsunami, o las dos cosas juntas.
Los habitantes de la zona están expuestos a riesgos naturales de esta índole, prácticamente a diario.
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