El satélite permitirá registrar variaciones en la extensión de la superficie helada así como en el grosor de la misma.
Los datos tomados por el satélite RADARSAT-1, lanzado el 4 de noviembre de 1995 por la NASA y desarrollado por la Agencia Espacial Canadiense (CSA) en colaboración con este organismo y la Administración Nacional sobre el Océano y la Atmósfera de los Estados Unidos (National Oceanic and Atmospheric Administration, NOAA), permitirán realizar un seguimiento sobre el estado de la capa de hielo en el ártico. Los investigadores podrán observar esta remota región desde un nuevo punto de vista gracias a las capacidades del satélite canadiense, que opera a una altitud de 798 Km y da una órbita cada 100,7 minutos (14 órbitas diarias) repitiendo ciclo (volviendo a pasar por la misma órbita) cada 24 días. A diferencia de otros satélites de observación de tipo multiespectral, como SPOT, LANDSAT o TERRA, los cuales recogen energía reflejada por la tierra en diferentes longitudes de onda, RADARSAT-1 utiliza una única frecuencia dentro del rango de las microondas que no se ve afectada por la nubosidad y la alternancia día/noche, lo cual es de gran importancia debido a la gran duración de la noche polar y a las condiciones climatológicas adversas a las que estas regiones polares se ven sujetas.
Gracias a este tipo de satélites podemos conocer el estado de zonas como la capa de hielo ártica, así muchos investigadores pueden realizar mejor su trabajo al conocer de manera segura el estado de esta capa pueden cuidar y mantener mejor la capa, métodos como estos ayudan a conservar el medio ambiente.
Estos satélites són especiales ya que con los LANDSAT O TERRA no podríamos ver con seguridad la imagen ya que no pueden captar las nubes o zonas con hielo estos satélites tienen unas características que nos permiten observar este tipo de lugares con bastante precisión.
información extraida de Bornet.
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