Diez años atrás, pensar y hablar de órganos bioartificiales estaba más cerca de la ciencia ficción que de la propia ciencia. Hoy se han podido desarrollar dichos órganos aunque todavía están en fase experimental y los primeros resultados en ratas son prometedores. El estudio llevado a cabo por el hospital Gregorio Marañón conjuntamente con la Universidad de Minnesota se centra en la regeneración del tejido cardiaco que, hasta hace relativamente muy poco se consideraba irregenerable, es decir, que junto con el tejido nervioso, llegado un momento determinado, las células dejaban de regenerarse. Ahora se sabe que es posible un cambio estructural.
Cuando las terapias cardiacas convencionales no dan el resultado esperado, o simplemente resultan infructuosas, entran en juego otras alternativas como la terapia celular. Teniendo en cuenta que a lo largo de la vida de una persona, se renuevan al menos el 50% de las células cardiacas que tenía en el momento del nacimiento. Con este dato en la mano, se puede conseguir la regeneración del músculo cardiaco a partir de la potenciación de las células madre estimulando las del propio individuo. La opción B es injertando en el corazón células madre procedentes de otros tejidos, de otros órganos, en una palabra, células diferentes a las musculares cardiacas. Hay tres tipos de células indicadas cuya inserción puede dar un resultado satisfactorio en la regeneración del corazón, son las células musculares esqueléticas, las células derivadas de la médula ósea y las células mesenquimales, obtenidas a partir de la grasa. Estas células son inyectadas en el corazón, en las zonas afectadas, es decir, con menor funcionalidad o donde se ha perdido tejido cardiaco a causa de un infarto, una angina de pecho o simplemente por el deterioro de éste. Es una intervención que se hace vía catéter, a través de la arteria femoral, y en la que se hacen entre 15 y 20 inyecciones de células en el corazón enfermo. Este estudio es experimental y se ha llevado a cabo en pacientes muy afectados por afecciones de las arterias coronarias sin opción terapeuta. El objetivo de este tratamiento revolucionario es mejorar la capacidad contráctil del corazón así como la irrigación pues las células inyectadas crean ellas mismas y automáticamente nuevos vasos sanguíneos.
También revolucionaria es la posibilidad, cada vez más real, de desarrollar órganos bioartificiales. Los experimentos llevados a cabo con ratas han seguido el siguiente proceso: se ha descelularizado un corazón (en este caso ha sido el corazón, pero se ha practicado con diversos órganos como el riñón) de un ratón cadáver. Este proceso ha "limpiado de células" el corazón dejando la estructura externa solamente. (Para hacernos una idea, el resultado sería el similar a una rejilla o la visión que se obtendría del corcho.) En algunos de los espacios resultantes se han inyectado células madre del propio paciente receptor (de la rata receptora) de esta forma, se evita el rechazo. Estas células reconocen la estructura tridimensional que el corazón ha dejado y empiezan a conformar uno nuevo siguiendo el patrón resultante de la descelularización. De esta forma se ha conseguido obtener un corazón nuevo y funcional, capaz de bombear sangre aunque no con la fuerza necesaria como para hacerla llegar a todo el organismo.
Cabe recordar que estos progresos se han desarrollado en los últimos diez o quince años, en los que la ciencia y la investigación, en todos los campos, han desarrollado un avance vertiginoso que debe continuar. Diez años, para conseguir un corazón bioartificial en ratas es a pesar de lo que pueda parecer, muy poco tiempo. Todavía debe perfeccionarse la técnica, desarrollarse y pulirse para que el hecho de que el bombeo de la sangre no llego a todo el organismo se convierta en un bombeo que abarca todo el organismo. El mismo estudio de creación de órganos bioartificiales se ha llevado a cabo con otros órganos, como el riñón. En ese caso, al no ser un músculo que requiera de fuerza mecánica como el corazón, sino que su función sea de filtrado, es posible que su desarrollo sea más productivo además de más rápido. Mientras que podríamos esperar unos 25 años tal vez para la obtención de un corazón bioarficial que funcionara perfectamente, tal vez la obtención de un riñón bioartificial solo llevara unos 15 o 20 años. Es toda una ventana de nuevas posibilidad que hoy está más abierta que nunca. De ahí la importancia de la investigación continuada y la colaboración entre universidades y hospitales.
1 comentari:
Esta noticia me parece muy buena puesto que estas dando mucha informacion y ademas bastante interesante puesto que es un asunjto que hoy en dia tiene gran importancia ya que con esto de lo organos artificiales se trato mucho.En mi opinión se que es un metodo que puede ayudar a muchas personas pero por otra parte también puede tener sus riesgos .Bueno aqui te dejo una pagina donde te dejan algunos tipos de organos articiales para completar tu post
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