Algo habrá de sospechoso cuando un grupo de científicos ha decidido llevar a cabo un estudio independiente para comprobar la veracidad de estas acciones sugestivas. Para ello repartieron una serie de cuestionarios entre un grupo de estudiantes. Habían dos tipos de cuestionarios: unos inducían a los estudiantes a pensar en su mortalidad y los otros les empujaban a considerar las consecuencias de suspender un examen. Una vez finalizado el cuestionario, ofrecían un cigarro a los estudiantes y valoraron el volumen, la duración y el flujo de sus caladas. Los estudiantes poco fumadores y que habían hecho el test que hablaba de las consecuencias de suspender un examen, fumaban de una forma más o menos normal, mientras que los poco fumadores que hicieron el test que les recordaba la mortalidad, daban pocas caladas y de muy escasa intensidad. Sin embargo, aquellos fumadores que hicieron el cuestionario que les hacía pensar en su propia muerte daban más caladas y más profundas e intensas, tal vez tratando de alejar con el placer esos pensamientos negativos que se habían abierto paso en su mente.
Este artículo fue recientemente publicado en el número de marzo y abril de la revista científica “Mente y Cerebro” de “Investigación y Ciencia”, en el año 2011.
En cualquier caso, además de no del todo efectivo, pues solo surgía efecto en una parte de los fumadores, incita al resto a consumir todavía más tabaco. Algo no funciona en el propósito inicial. Aunque todavía son muy difusas las relaciones psicológicas que nos unen al tabaquismo, parece que esta no se presenta como la mejor alternativa para hacer descender su consumo.
1 comentari:
Jo tambe crec que algo falla en la publicitat aquesta. Al principi sembla que té efectes positius però a llarg termini no. crec que està tenint millors efectes la prohibició de fumar a bars discotrques
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