dilluns, 26 d’octubre del 2015

El fin del VIH a sólo un paso

 
Virus del VIH con una célula T
Los fármacos contra el VIH suelen extender la vida, pero nunca lo eliminan. ¿Por qué ocurre esto? Debido a que este virus se integra en el material genético de las células blancas, por lo que no dejan actuar al sistema inmunológico.

Aún así, los anticuerpos artificiales podrían redirigir la respuesta inmune a las células con infección latente y, drenar los reservorios de VIH del cuerpo, aunque esto conlleva riesgos. Los anticuerpos biespecíficos aseguran revertir la latencia y hacer un trabajo de barrido, diseñando versiones artificiales de anticuerpos, moléculas hechas por el sistema inmune para actuar contra patógenos. Aunque los brazos de los anticuerpos naturales tengan el mismo objetivo, los brazos de los anticuerpos biespecíficos se unen a una proteína única que se encuentra en el VIH, el CD3 (receptor de la superficie de las células blancas), a causa de dos razones: debido a que el VIH esconde su ADN en las células blancas; y por otra parte, la existencia de un linfocito T que destruye las células infectadas por el VIH.

El anticuerpo biespecífico se une al CD3 con las células de VIH latente, dividiéndolas con un proceso de activación del virus. Así, haciendo sobresalir a las nuevas proteínas del VIH. Después agarrando una célula activada; y con el otro brazo una célula T, esta destruye a la célula activada.

Aunque, con este avance, ninguno de los equipos a demostrado reducir totalmente el VIH en monos, se estima una espera de un año para emplearlo en personas.

David Margolis, virólogo de la Universidad de Carolina del Norte, afirma la posibilidad de drenar un depósito en última instancia requiriendo la combinación de anticuerpos biespecíficos con enfoques de latencia de marcha atrás y, estimuladores del sistema inmune como vacunas anti-VIH.

Deeks, clínico del VIH en la Universidad de California en San Francisco, advierte que los anticuerpos anti-CD3 pueden activar demasiado las células T, creando una reacción inflamatoria masiva, dañando órganos hasta causar la muerte, por lo que deberá utilizarse cuidadosamente. Sin embargo, Mascola propone una iniciativa de búsqueda del equilibrio entre la activación del CD3 y la toxicidad mediante dos anticuerpos biespecíficos cancerígenos con armas anti-CD3.

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