EL BOTELLÓN DE LA GENTE JOVEN
Los jóvenes que hacen botellón cada vez se inician antes y con mayores cantidades de alcohol
Los adolescentes y universitarios no son conscientes de las consecuencias negativas derivadas del consumo de alcohol, ni siquiera de la posibilidad de desarrollar un proceso adictivo. Los más jóvenes empiezan cada vez antes el consumo, en mayor cantidad y con bebidas de más graduación.
El actual patrón de consumo de alcohol juvenil en España está representado por el conocido como ‘botellón’.
Hay una tendencia generalizada a pensar que los universitarios, por tener más edad y en teoría mayor acceso al alcohol, lo consumen más que los adolescentes, pero no es cierto. Los varones de secundaria y los universitarios consumen las mismas cantidades de alcohol durante el botellón. Y lo mismo ocurre entre las mujeres.
Los varones son quienes más beben y buscan la borrachera, aunque asocian en menor grado su ingesta con la posibilidad de desarrollar un proceso adictivo. Han tenido una progresión de menos a más. Cuando eran adolescentes bebían menor cantidad y en la universidad aumentan el consumo. Sin embargo, los adolescentes de hoy consumen al mismo nivel que los universitarios.
¿Qué ocurrirá con estos adolescentes en unos años?
Si los estudiantes de secundaria ingieren cantidades de alcohol similares a las de los universitarios de su mismo sexo, cuando lleguen a los 20 años, las consecuencias de este consumo serán mucho mayores que las derivadas del consumo de los universitarios actuales. Tendrán repercusiones negativas en sus estudios, en el trabajo, en sus relaciones personales y en su economía.
Casi todos los adolescentes que consumen alcohol se han iniciado hacia los 13 o 14 años con bebidas de alta graduación y en grandes dosis, mientras que los universitarios se iniciaron en su momento entre los 14 y 15 años, pero con un consumo relativamente bajo y con fermentados como la cerveza.
Por otro lado, los adolescentes aluden a aspectos personales para justificar este consumo, mientras que los universitarios hacen referencia a cuestiones asociadas al control del ocio.
El motivo principal para el consumo de alcohol para ambos grupos es la diversión.
Respecto a las consecuencias asociadas al consumo de alcohol, ni los más jóvenes ni los universitarios son conscientes de estas, ni los que beben mucho, ni los que lo hacen en menor cantidad. Tan solo perciben aquellas consecuencias que aparecen reiteradamente en las campañas de televisión, como las asociadas a la conducción, los problemas relativos a peleas y agresiones, así como las cuestiones físicas –vómitos, mareos hasta caerse, resaca, etc.–.
Practicamente todos los jóvenes consideran que su consumo no tendrá consecuencias negativas. Creen que para que eso ocurra tienen que estar mucho más tiempo ingiriendo bebidas alcohólicas, pero esto no implica que el problema no exista ya, sino que no lo perciben como tal.
Hay que intervenir en estos grupos para reducir el consumo y hacerlo de forma diferenciada. En el caso de los más jóvenes, que aluden a cuestiones de mejora personal a la hora de justificar por qué beben alcohol, se deberían reforzar campañas enfocadas a aspectos como la autoestima y el manejo de las relaciones interpersonales. Para los universitarios habría que centrarse más en la formación de hábitos de ocio
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