La zona del aeródromo se debe recuperar como marjal protegida. Se debe recuperar en cuanto a humedad, flora y fauna, y se puede crear el museo de la Marjaleria, de las acequias y de los molinos. Puede incluir pasarelas de madera alrededor para acercar la naturaleza a la gente. Y el resto de la Marjaleria, la que está destruida por la construcción, se debe regular también. Siendo serios no se puede pedir ya que las viviendas se derriban, por lo menos no la mayoría. Pero se puede prohibir claramente toda construcción y apostar por la recuperación absoluta del resto de terrenos. Se debe declarar la zona como paraje natural, viviendas incluidas, que deberán cumplir un seguido de normas para no estorbar la flora ni la fauna. Las acequias se deben mantener limpias y activas, y se deben hacer controles rutinarios por evitar la acumulación ilegal de desperdicios y los derramamientos las fosas sépticas a los corrientes de agua. Los caracoles de Arquímedes se deberían volver a calcular, de tal manera que se dejara de desecar la zona cada vez que llueve. Si quieren vivir, será rodeado del paraje original. Con animales, plantas y humedades. Y con un respeto máximo. Se habría también de controlar la introducción de vegetación no autóctona en las propiedades privadas incluidas dentro del paraje. Si se quiere iluminar la zona, deberá ser con luz al piso, no con farolas que contaminan. Y el asfalto deberá repararse por evitar el ruido del tránsito a la zona. Entre muchas otras medidas, evidentemente. Estoy seguro que esto generaría más tranquilidades a los vecinos, una regulación legal y formal, aparte que sería un lujo poder vivir en una zona verde recuperada, con una remodelación de las alturas de los calles y de las acequias por evitar las inundaciones y una adecuación del urbanismo a las necesidades del propio paraje.
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