En la actualidad, las terapias contra el ictus se limitan al tratamiento de un reducido número de pacientes. Por ejemplo las terapias trombolíticas solo son útiles para el ictus isquémico, no para el hemorrágico.
Gracias a un estudio realizado por científicos del Instituto de Investigaciones Biomédicas con la participación del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona, se han podido establecer unas bases para obtener una nueva terapia para el ictus.
El objetivo, identificar nuevas dianas de neuroprotección, este grupo viene caracterizado por grupos de moléculas que cooperan entre sí para promover que las células se mantengan vivas y cuya actividad resulta alterada en el ictus.
Aunque no es posible predecir cuando va a suceder un infarto ni evitar el daño isquémico primario, los científicos pretenden aprovechar dicho conocimiento para desarrollar unas herramientas terapéuticas que incidan en la muerte neuronal secundaria (responsable de la expansión del núcleo del infarto y el agravamiento del daño neurológico). Realizando un efecto neuroprotector temprano y reduciendo así la afectación neurológica mientras se establece su flujo sanguíneo.
El mecanismo fundamental de la muerte neuronal secundaria es la excitotoxicidad, producida por el aumento de los niveles del neurotransmisor excitatorio glutamato y la sobreactivación de sus receptores. Por lo que se pretende a través de esta investigación reducir esta excitotoxicidad.
La proteína Kidins220/ARMS es de vital importancia en la disyuntiva entre la supervivencia y la muerte neuronal. Su funcionamiento se alter por diversos mecanismo durante los procesos de excitotoxicidad.
El mecanismo de regulación/inactivación más importante de Kidins220/ARMS es su procesamiento o fragmentación por calpaína, proteasa que resulta activada en el ictus.
Por lo que ciertos estudios establecen que tiene mucho potencia como diana terapéutica y que a través del desarrollo de un péptido se evitaría que la proteína fuera procesada por la calpaína.
Desarrollo del péptido
Para desarrolla dicho péptido, era necesario conocer como la calpaína reconoce y procesa la proteína in vitro e in vivo. Así se pudo identificar una secuencia de Kidins220/ARMS, altamente conservada en vertebrados, como la mayoritariamente cortada por calpaína.Los científicos para facilitar su utilización como terapia sintetizaron un péptido, que contiene 11 aminoácidos de la proteína Tat del VIH-1, que facilitaría el paso de la molécula a través de la barrera hematoencefálica y la membrana plasmática.
Además de fusionar con estos, 14 aminoácidos de Kidins220/ARMS correspondientes a esta secuencia de procesamiento por calpaína identificada inicialmente.
El péptido, cuyo nombre es Tak-K, penetra eficientemente en las neuronas en cultivo y reduce específicamente el procesamiento de Kidins220/ARMS en condiciones de excitotoxicidad in vitro.
Gracias a este péptido también se pueden tratar otras patologías asociadas con el proceso de excitotoxicidad como epilepsia y enfermedades neurodegenerativas.
Por lo que esto supone un gran avance en la medicina, que puede reducir un gran numero de muertes por esta enfermedad y también evitar que si se produce un ictus reducir lo mayormente posible los daños neurológicos que este pueda causar a través de este péptido.
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