Se han calculado unas 105.893 separaciones al año. Esta situación es innecesaria e incontrolable para los más pequeños. Algunos pediatras han detectado con más frecuencia más casos de niños cuyos padres han sido divorciados, con problemas tanto físicos como psicológicos.
En primer lugar los más pequeños suelen tener problemas para avanzar y conseguir sus propios logros, mientras que los mayores pueden cambiar su comportamiento y su rendimiento escolar. En general, para ellos, los niños, un divorcios suele provocar una situación de estrés y agobio, ya que su estabilidad familiar se corrompe. Físicamente los problemas que más suelen aparecer son dolor de estomago, fiebre, sensación de estar irritado, etc. Para que los niños no tengan a penas repercusiones es necesario que el proceso de divorcio sea el adecuado. Lo menos traumático posible. Esto causara igualmente sintomas en el pequeño, pero serán mucho más leves y pasajeros. De lo contrario el trauma aumenta y es dificl de curar.
Es lógico que los niños no puedan vivir solos o ir solos a la consulta porque requieren de sus padres para todo. Ya sea juntos o separados la relación de los padres tiene que ser vitalmente buena. Un conflicto ya se sabe lo que provoca. Los niños crecen, se educan y se forman a poder ser en un ambiente sano y perdurable. No cuesta demasiado si cada uno pone de su parte.
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