dimarts, 8 de febrer del 2011

Dormir poco puede matar.


Ojeando la prensa diaria he podido hacerme eco de una interesante noticia para todos nosotros publicada en Europa Press, y es que según un estudio realizado por la Warwick Medical School en Reino Unido trasnochar durante un largo periodo de tiempo aumenta las probabilidades de sufrir ictus, ataques al corazón y enfermedades cardiovasculares, provocando así una muerte prematura. He podido ampliar mi información en la publicación original proveniente del European Heart Journal.



Para llegar a tal extremo se deberían dormir menos de 6 horas por noche y se sufren trastornos del sueño, que producen hormonas y sustancias químicas que aceleran dichos procesos cardíacos, además del colesterol, hipertensión, la diabetes o la obesidad. Se ha podido comprobar, además, que las personas que duermen poco son propensas a tener calcificaciones en la arteria coronaria, que son causa de problemas cardíacos. Cabe destacar que la gente que duerme demasiado también podría estar expuesta a la acción de dichas hormonas y agentes químicos.

De esta forma se ha podido determinar que se aumenta hasta un 48% la probabilidad de morir de una enfermedad cardíaca y un 15% de sufrir un ictus. El estudio se ha realizado a lo largo de todo el mundo a casi 500.000 pacientes.

Esta noticia me ha parecido muy interesante para todos nosotros, sobretodo ahora que entramos en época de exámenes y suponiendo que aún nos quedan muchos años de universidad por delante y muchos pretenderemos trasnochar. Ahora ya lo sabéis, no es bueno para la salud.

Aquí os dejo un vídeo sobre un infarto de miocardio que creo que os puede interesar.

1 comentari:

nchillidaz ha dit...

Aunque parezca mentira yo descubrí parte del contenido de esta notícia en una película de miedo. Exactamente en "Freddy Kruger, el origen".
En ella los protagonistas huían del sueño para huir del asesino (sonará a chino para aquellos que no hayan visto dicho film) y , por tanto, se exponían a otro tipo de muerte: un fallo cardíaco.
Cada día estoy más convencida de que las ocho horas diarias de sueño nos dan vida.