El VIH tiene una gran capacidad de escape ante el sistema inmunitario que reside en el carácter cambiante de su cubierta así como también ahí es el lugar a partir del cual se pueden basar los primeros intentos para desarrollar vacunas. Por estas razones, la descripción que padece el virus en el momento anterior a la infección de una célula es un paso clave para erradicarlo.
El cambio de la cubierta del virus ha sido detallado y ampliado hasta un nivel atómico, centrado sobretodo, en dos proteínas, la gp120 y la gp40 que, de una manera conjunta, forman la punta de lanza del virus en el momento de unirse a las células que posteriormente infectará.
Es evidente la utilidad práctica de este proceso: se trata de conseguir el bloqueamiento de las formas abiertas, o evitar que esa disposición no sea adoptada nunca por el virus. Proceso que podemos hallar en las personas llamadas no progresoras que aunque se infectan por el VIH lo mantienen controlado. Se trata de individuos cuyos anticuerpos impiden que las proteínas de la superficie del virus cambien de postura, evitando así la infección de sus células. Esta estructura por los científicos como la habitual, la plegada y no es posible su identificación por ninguno de los anticuerpos. A causa de esta inhibición, es tan difícil atacar inmunitariamente al virus. Sin embargo, podemos ver su vulnerabilidad cuando pasa a la estructura de ataque.
En mi opinión, es un gran avance ya que es un virus de carácter mortal, sobretodo en los países menos desarrollados, que además tiene una fácil fuente de difusión cosa que le permite atacar a una gran parte de la población y creo que encontrar una vacuna contra este virus o una forma de erradicarlo elevaría mucho el nivel y la esperanza de vida global.
Este tema lo podríamos ver relacionado en el cuarto bloque del libro, apartado microbiología y autoconservación, tema 19, inmunología.
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