La variación en la cantidad de árboles que hay en la tierra afecta en el ciclo del carbono y en las temperaturas superficiales más de lo estimado.La acción humana a producido un cambio en la dinámica de los bosques con consecuencias directas sobre el cambio climático.
Un primer estudio liderado por dos investigadores del Instituto de Medio Ambiente y Sostenibilidad del Centro Común de Investigación de la Comisión Europea descubre el efecto en los cambios de la cobertura forestal global sobre los flujos de energía y agua entre la tierra y la atmósfera, y su variación dependiendo de las regiones forestales.
Las zonas más afectadas son aquellas con una mayor tasa de desforestación, alta irradiación solar y limitaciones frecuentes de agua. El típico ejemplo son las zonas tropicales.
Entre los años 2003 y 2012 durante el invierno, el impacto climático de la deforestación es opuesto ente la zona boreal y las áreas tropicales. El análisis esta basado en los datos obtenidos por satélite de la temperatura superficial y las variaciones de la cobertura arbórea, revela un aumento de las temperaturas superficiales máximas y de promedio, exceptuando las latitudes más septentrionales.
Los bosques jóvenes seguirán siendo sumideros de carbono, sin embargo muestran que además de eso pueden mitigar el clima local cambiando las propiedades biofísicas de la superficie de la tierra.
El segundo trabajo muestra, que a pesar del aumento de la cobertura arbórea los bosques controlados de Europa contribuyen al calentamiento global en vez de disminuirlo. La reforestación de solo ciertas especies de árboles está produciendo un efecto cascada contraproducente .
A escala mundial, las áreas reforestadas son cada vez más. En Europa, desde 2010 el 85% de los bosques están gestionados por el ser humano. Para obtener información sobre el impacto de esta actividad, el investigador principal Kim Nauds, del Laboratorio de Ciencias del Clima y MedioAmbiente en el Instituto Pierre Simon Laplace (Francia), y su equipo reconstruyeron 250 años de historia de la gestión de los bosques utilizando un modelo de cobertura en la superficie.
Su análisis revela que la sustitución de bosques frondosos por montes de coníferas provocó cambios significativos en la evapotranspiración y el albedo. Estos cambios juntos con la emisión de carbono, favorece al calentamiento en lugar de mitigarlo.
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