Este dispositivo ha sido desarrollado por un equipo del CISC. Los experimentos realizados detectan el antígeno p24, una proteína presente en el virus del VIH-1, hasta en concentraciones 100.000 veces inferiores que los sistemas actuales. El biosensor combina estructuras micromecánicas de sicilio con nanopartículas de oro, ambas funcionalizadas con anticuerpos específicos al p24.
Al final del ensayo, el p24 es atrapado a modo de sándwich entre las nanopartículas de oro y las estructuras micromecánicas de silicio. Dichas nanopartículas han despertado mucho interés en la última década.
También es útil en cáncer. Esta nueva herramienta está siendo también aplicada para la detección precoz de algunos tipos de cáncer. " El chip es el mismo para las pruebas de VIH que para la de los biomarcadores de cáncer. Lo que cambia es la parte química, la solución que colocamos para que reaccione" señala Javier Tamayo, que trabaja en el Instituto de Microelectrónica de Madrid.
“El
biosensor usa estructuras que se fabrican con tecnologías bien
establecidas en microelectrónica, lo cual permite su producción a gran
escala y a bajo coste. Esto, unido a su simplicidad, podrían convertirlo
en un buen candidato para ser usado en países en vías de desarrollo”,
detalla Tamayo.
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