La cabra montesa cuenta con lobos, osos y águilas como depredadores naturales, pero éstos han desaparecido en los últimos tiempos de amplias zonas de su distribución. La caza de esta especie por parte del hombre se producía ya en la Prehistoria, primero a cargo del hombre de Neandertal y desde hace 40-35000 años, por nuestra especie. Son abundantes sus restos en las cuevas paleolíticas y aparece representada con frecuencia en las pinturas rupestres de toda la Peninsula Iberica.
Con la introducción de la agricultura y el aumento de la población humana (y con ello, de la caza), su población desapareció de varias zonas y en otras menguó ostensiblemente. En tiempos recientes, el hecho de ser una especie única en el mundo, endémica de la Península, la convirtió en una cotizada especie de caza mayor. Se tiene constancia de la llegada expresa de cazadores procedentes de Francia y el Reino Unido durante los siglos XIX y XX, especialmente al Pirineo, buscando únicamente la muerte de algún ejemplar y sus valiosos cuernos como trofeo.
Ya a finales del siglo XIX, la población de cabra montés estaba en rápida regresión, habiéndose extinguido la subespecie gallego-portuguesa.AlfonsoXIII creó en 1905el Refugio Real de Caza de la Sierra de Gredos para limitar la caza de este animal en la zona y salvar así a la entonces reducida población local, pero no tomó mayores medidas por el salvamento de la especie. No fue hasta 1950 cuando comenzaron a crearse numerosas reservas para proteger la cabra montesa, aunque en muchos casos no se crearon políticas adecuadas al efecto. La extinción reciente del bucardo se debe en buena medida a ello, reducido a sólo 20 ejemplares en 1970 y condenado por tanto a la desaparición en unas pocas décadas. La falta de cabras montesas para las cacerías intentó cubrirse durante el tardo franquismo con la introducción de otros bóvidos foráneos, como el muflón y el arruí, especies que han tenido un impacto desigual sobre la flora y fauna local y en algunos casos han puesto aún más en aprietos a la cabra montesa, pues compiten con ella por los mismos recursos.
Las subespecies que sobreviven suman actualmente unos 35.000 ejemplares, presentes en su mayor parte en Gredos, las batuecas, Els Ports, Muela de cortes, Serrania de Cuenca,Alcaraz, Sierra de Madrona,Sierra Magina,Sierra de Cazorla, Sierra de segura,Los Filafres, Sierra Nevada, Sierra de las nieves y montes de Cádoz. También se han introducido unas cuantas cabezas en varios puntos del sector peninsular, como la Sierra Guadarrama o el término municipal de Alvaladejo . La Junta de Galicia lleva a cabo un plan de reintroducción a gran escala en la comunidad autonoma de Galicia desde 2003. Mientras que la caza de la especie no está permitida en muchas zonas, en otras, como en Gredos, sólo se usa como medio para controlar su población debido a la escasez de depredadores naturales.
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