dissabte, 20 de febrer del 2010

Reforzar las defensas con alimentos ricos en lactobacilus

Como estos días pasados hemos estado viendo la fermentación, publico un post relacionado con este tema.
Es curioso que las técnicas más antiguas como la fermentación nos permite llevar una vida más sana en cuanto a la alimentación. Gracias a este procedimiento hoy en día se producen probióticos, es decir microorganismos vivos con efectos orgánicos saludables, a partir de los vegetales. Además el tiempo de conservación de los alimentos es mayor y aumenta el valor nutricional de los mismos.

Elaborar lactobacilus naturales

Una fuente original de lactobacilus, además de los yogures y las leches fermentadas, son las verduras y hortalizas (pickles o encurtidos) que han sido sometidos a la fermentación. El beneficio más destacado de las hortalizas fermentadas es el de restablecer los microbios de la flora intestinal porque proveen de microorganismos benefactores como los del género Lactobacilus ("bifidus","fermentum"...).
Los lactobacilus ingeridos con el consumo de los pickles que resisten el medio ácido del estómago pasan a repoblar el intestino. Una alimentación rica en carbohidratos (verduras, hortalizas, frutas, cereales y legumbres) y pobre en proteína animal también favorece el desarrollo de los lactobacilus en el propio intestino. La razón es que la parte de los carbohidratos no digeribles de los alimentos, como la fibra y los fructooligosacaridos, son fermentados por la flora intestinal que produce en parte estas bacterias. Ayudar a regenerar la flora intestinal, estimular el apetito y neutralizar el deseo de comer dulces, son los beneficios orgánicos de los pickles. Además se notan al poco tiempo de introducirlos en la dieta cotidiana.

Los menos conocidos

Se puede encontrar otros alimentos fermentados en tiendas de alimentación especializada o ecológica. La mayoría de ellos son derivados de la soja. Entre ellos esta el tempeh, producto fermentado de la soja con un gran poder nutritivo, por ser el perfecto sustituto de los productos de origen animal dada su equivalente concentración en proteínas de alto valor biológico. Otro sería el miso, fermento de consistencia pastosa elaborado con soja y sal marina que sirve de potenciador del sabor.

Probióticos y sistema inmune

El consumo habitual de probióticos sirve para reforzar la inmunidad. El cuerpo es la primera línea de defensa del sistema inmunológico y la mucosa es una barrera fundamental de protección contra los microorganismos patógenos, responsables de infecciones y trastornos gastrointestinales.
El sistema inmune de las mucosas se compone de tres niveles: físico (moco), molecular (proteínas antimicrobianas) y celular (componentes que actúan de manera sinérgica con los anteriores). Su función común es evitar que los microbios invadan el organismo. Que las mucosas dejen de hacer su función supone contribuir a desarrollar enfermedades inflamatorias como la celiaquía.
Mayoritariamente su mecanismo de acción se relaciona con su capacidad de competir con los microorganismos patógenos para los sitios de adhesión, aumentar la secreción de mucinas (moco) que inhiben la adhesión de los patógenos, aumentar la concentración de proteínas antimicrobianas (defensinas, mucinas...) o modular la permeabilidad de la mucosa gastrointestinal.
Además, varios estudios han manifestado que los probióticos (sobre todo "L. casei" ) aumentan la producción de citoquinas (proteínas que regulan el crecimiento y modulación de la secreción de inmunoglobulinas).
Espero que los investigadores averiguen pronto la selección de probióticos más eficaces y la dosis-respuesta más segura. En consecuencia, habrá una mejora de nutrición y más barreras naturales de protección frente a infecciones.
Enlace noticia: lactobacilus