El daño emocional de una infidelidad o un desengaño tiene efectos físicos, estos afectan principalmente a las mujeres.
Además el problema se agrava porque ese sufrimiento causa efectos físicos y pueden provocar tanto daño en los centros de dolor del cerebro (entre ellos la corteza anterior del cíngulo), como una herida física real.
Este proceso fue investigado y confirmado por la Universidad de California (Los Ángeles, Estados Unidos), que lideró Naomi I. Eisenberger.
Por su propia cuenta la Asociación Colombiana para el Estudio del Dolor también investigo acerca de este tema y concluyo que, el cuerpo de las personas anímicamente afectadas aumenta la producción de unas sustancias conocidas como las catecolaminas, que elevan la presión arterial y aumentan la frecuencia cardíaca; de no corregirse, el problema puede desembocar, progresivamente, en daños coronarios e infartos cerebrales, entre otros problemas graves.
Por el lado contrario la producción de sustancias como la serotonina y las endorfinas cesan, se experimenta una sensación de malestar y de desinterés, que afectan el sueño, el apetito y la actividad física.
Pero… ¿qué explica el hecho de que las mujeres sean más proclives a sufrir trastornos depresivos o ansiosos?
La evidencia se inclina hacia la combinación de factores hormonales, neuronales (condicionados por los genes), biológicos y medioambientales, que activan los mecanismos del estrés. Al depender de las hormonas, éstos tienen mayor incidencia en el sexo femenino.
Además hay que agregar que el bajo autoestima de haber sido reemplazadas agrava la situación por la cual esta pasando.
Este reportaje fue publicado el 5 de marzo del 2011 en la página web de “diariosalud”.
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