Gracias a unas investigaciones llevadas a cabo en el Hospital General de Massachusets se ha descubierto una nueva función de los macrófagos, que son principalmente conocidos por eliminar microorganismos y substancias o deshechos no deseados.
Se descubrió que los macrófagos podían llegar a despolarizarse al acoplarse a un miocito, ayudando a coordinar los latidos del corazón. Hasta este momento este tipo de glóbulos blancos estaban relacionados con funciones inmunológicas, tal y como se ha dicho anteriormente. Estos se encuentran por todo el cuerpo, aunque recientemente se ha descubierto que llevan a cabo funciones complementarias con los tejidos donde se encuentran.
Los experimentos en ratones demostraron que los macrófagos abundaban en la región donde se coordinan las aurículas y los ventrículos, coordinando el tiempo de contracción entre las cámaras superiores e inferiores. También se vio que estos se podían unir al musculo cardíaco mediante uniones de hendidura y los roedores que carecían de la proteína que hacia falta para estas uniones desarrollaban problemas, en el caso de ser pacientes humanos se les tendría que haber implantado un marcapasos.
Podemos concluir destacando la importancia de los macrófagos en la conducción cardíaca, además se va a seguir investigando también para utilizarlos en aplicaciones para la medicina del futuro.
Como hemos visto cada vez se descubren novedades que nos hacen replantearnos las funciones que algo que parecía que ya teníamos "sabido" y "controlado" abriendo nuevos horizontes para posibles usos futuros. Posiblemente podamos llegar a profundizar nuestros conocimientos sobre el corazón y buscar curas para aquellas personas que tengan problemas cardíacos relacionados con este campo.
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