En nuestro país se diagnostican el pasado año 30.076 nuevos casos de cáncer de próstata, el tipo de tumor más común entre la población masculina. Un cáncer que, si bien en un gran número de casos no resulta mortal dado su lento crecimiento, causó solo en 2016 el deceso de 5.752 españoles. Y es que en el caso de que el tumor desarrolle resistencia no solo a la quimioterapia y la radioterapia, sino también a las terapias hormonales –los andrógenos, sobre todo la testosterona, colaboran en el crecimiento del tumor–, poco se puede hacer. No en vano, el cáncer de próstata resistente a la hormonoterapia –o lo que es lo mismo, resistente a la ‘castración’– es muy agresivo y suele resultar letal. De ahí la importancia de un estudio dirigido por investigadores de la Universidad de California en San Francisco (EE.UU.), en el que se describe un fármaco experimental capaz de inducir a las células cancerígenas resistentes, que no así a las sanas, a ‘autodestruirse’
El
fármaco ISRIB promueve la producción descontrolada de proteínas
por las células cancerígenas, lo que acaba provocando su muerte
Los autores recurrieron a un fármaco experimental llamado ‘ISRIB’ que ya había demostrado en un estudio previo ser eficaz a la hora de revertir los efectos de P-eIF2a. Así que lo que hicieron fue administrarlo en ratones a los que trasplantaron tumores humanos con mutaciones en ‘MYC’ y ‘PTEN’. Y gracias al tratamiento, las células cancerígenas, ya de por sí muy agresivas, comenzaron a producir proteínas en tales cantidades que se agotaron y murieron. De hecho, los tumores comenzaron a encoger a las tres semanas de tratamiento con ISRIB, y al cabo de seis semanas interrumpieron totalmente su crecimiento.
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