dilluns, 14 d’abril del 2008

METABOLISMO Y DEPORTE.


Todos sabemos que el ejercicio físico es beneficioso para mantener un estado de salud óptimo. Nuestros músculos son potentes máquinas productoras de movimiento y como tales es preciso suministrarles energía y conservarlas en perfecto estado. La energía se obtiene a partir de procesos catabólicos, principalmente de la degradación respiratoria de la glucosa. Si el aporte de glucosa es insuficiente, la energía se obtiene de las grasas e incluso de las proteínas.

Cuando se somete a los músculos a un esfuerzo prolongado o a un ejercicio muy intenso, el requerimiento de oxígeno es muy grande, en ocasiones mucho mayor que el que puede proporcionar la sangre. En esta situación no se puede dar una respiración aerobia y la producción de ATP en condiciones de anaerobiosis se obtiene por fermentación láctica, cuyo producto es el ácido láctico, que al acumularse en las células musculares origina rigidez muscular, la cual se manifiesta en la aparición de las conocidas ‘agujetas’.

En el ámbito del deporte profesional y en la medicina deportiva se han desarrollado numerosas investigaciones para soslayar este tipo de problemas y mejorar el rendimiento de los deportistas, en un conocimiento profundo del metabolismo y la fisiología. Como parte integrante del intenso entrenamiento físico existe una amplia gama de productos farmacológicos que se emplean como complementos nutricionales y compuestos ergogénicos, como: iones fosfato, aspartato, arginina, glutamina, taurina, carnitina, glicerol, vitaminas y creatina.

Sin embargo, en el deporte de competición está prohibida la utilización de anabolizantes o compuestos que producen dopaje. Entre estos productos se distinguen: oximetalona, nandralona, metandrostenolona, testosterona y la hormona estimulante del tiroides.

Los conocimientos actuales sobre el metabolismo humano han hecho posible la utilización de productos que mejoran y potencian el rendimiento deportivo, aunque a cambio de graves problemas para los deportistas.
VIOLETA PITARCH MARÍN. 2BC