divendres, 27 de novembre del 2015

El fascinante fenómeno de la timidez de las copas de los árboles

Algunos árboles son tímidos gigantes que marcan su espacio personal y al hacerlo crean una especie de frontera fractal en los linderos celestes. Este fenómeno se conoce como timidez de las copas de los árboles. La timidez de los árboles es un fenómeno natural observado en algunas especies, donde las copas no se tocan entre sí, formando un dosel con huecos similares a canales fluviales. Unas separaciones llamadas "ranuras de la timidez", que suelen medir entre 10 y 50 cm.


El fenómeno se conoce desde la década de los 20, pero sigue siendo un tanto misterioso. Lo más probable es que se produce por una especie de sinergia preventiva entre algunos árboles de la misma especie y de especies distintas. Algunas veces esta demarcación ocurre cuando los árboles colisionan a causa del movimiento del viento y entonces sus puntas dejan de crecer en espejo. Esto se sabe ya que cuando diversos investigadores han intervenido para que no choquen, las copas siguen creciendo.

Podemos especular poéticamente –porque las imágenes lo motivan– que estos árboles trazan un campo de protección áurica, individual y colectivo, en una oscilación eléctrica sutil. Al hacerlo forman sinuosas sangrías entre la luz del sol y el azul del cielo. Estas formas nos recuerdan a la emblemática dendrita (neuronas) y al patrón de autosemejanza con el que crecen las hojas, los relámpagos y la electricidad.

Una hipótesis de la causa de éste suceso es que las puntas son sensibles a la luz y dejan de crecer cuando sienten menor cantidad de luz puesto que se acercan a la densidad de otro árbol que bloquea la entrada del sol. Otra explicación tiene que ver con la posibilidad de que de esta forma los árboles evitan que se diseminen ciertos insectos que se alimentan de sus hojas. Lo que queda claro es que los árboles se cortan perfectamente su propio pelo.












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