Estas nanopartículas son capaces de acabar con los tumores, al liberar un contenido tóxico cuando se estimulan con luz ultravioleta a través de los vasos sanguíneos de las células tumorales.
Las nanopartículas, aprovechan los espacios diminutos de los vasos sanguíneos creados por las células tumorales, para combatir al tumor desde el torrente sanguíneo.
Para engañar a las células malignas y provocar su muerte, las nanopartículas están cubiertas de transferrina. Una vez consiguen llegar al interior de los vasos sanguíneos, si se estimulan con la luz ultravioleta, liberan el contenido tóxico y provocan una muerte celular en cascada. Este sistema de activación mediante luz tiene la ventaja que permite controlar y seleccionar tanto la zona a tratar como el tiempo de exposición.
Según expertos con dosis muy pequeñas se logra matar una gran extensión de tumor.
Esta noticia esta relaciona con los temas 17 (Biología de los microorganismos) y el 19 (Inmunología).
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