La capacidad de los antibióticos para curar enfermedades infecciosas que en el pasado eran mortales, ha desembocado en la falsa creencia de que se trata de "medicamentos milagrosos" con "poderes" que en su mayoría superan a lo que realmente se puede atribuir a sus propiedades.
En la mayoría de los países europeos, los antibióticos ocupan el segundo lugar en la lista de medicamentos más usados después de los analgésicos.
Por desgracia, ya estamos empezando a pagar el precio por esta forma errónea de entender el uso de los antibióticos. Un uso excesivo, y en muchos casos inapropiado, ha dado lugar a un rápido aumento de la preservacion de microorganismos resistentes a los medicamentos. De hecho, muchos de los antiguos antibióticos o bien han dejado de ser eficaces o bien son mucho menos fiables que antes. Por ejemplo, la resistencia a la penicilina – que en épocas anteriores era el tratamiento preferido contra las infecciones por Staphylococcus.
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