dilluns, 18 de maig del 2015

La sangre que nos une.

En 1900, el austriaco Karl Landsteiner descubrió el por que se formaban coágulos de sangre cuando se juntaban muestras de distintas personas. 
Siempre se había barajado la posibilidad de introducir sangre nueva en los cuerpos de pacientes enfermos, los cuales por diversos motivos habían perdido sangre y/o les hacía falta.
Ese año, Landsteiner explicó el hallazgo. Se trataba de tres grupos sanguíneos, A, B y C (al que actualmente se le llama O). Dependiendo de cómo se realizase la mezcla, se formaban coágulos o no, los cuales podían incluso matar al paciente.
Este recibió el premio Nobel de Medicina en 1930 por este descubrimiento, e hizo seguras las transfusiones de sangre.

En un artículo de la revista Journal Of The American Society, un grupo de investigadores, que ha desarrollado un sistema que pretende dar un nuevo y mejorado paso en las transfusiones de sangre, nos explican cómo han desarrollado una enzima que convierta cualquier tipo de sangre en sangre universal, y se pueda utilizar independientemente de que el tipo sea compatible con la del enfermo.
'La técnica consiste en eliminar un residuo particular que distingue a los tipos A y B del O''
Diversos grupos de investigación se encuentran trabajando, desde los años 80, en modificar la estructura de los glóbulos rojos.
Todos los tipos de sangre tienen una estructura básica de un azúcar, aunque los A y B tienen un residuo distinto cada uno.
Esta diferencia hace que si se trata de transfundir sangre de tipo B a una persona con tipo A, sus sistema inmune la reconocerá como extraña y provocará una respuesta que pondrá en peligro su vida. Lo que no ocurre con la sangre de tipo O, que sólo tiene la estructura de azúcar básica, la que comparte con los otros grupos, y la denominamos universal.
Los científicos han tratado de emplear enzimas para eliminar esos estudios en los glóbulos rojos de tipo A y B para dejar solamente la base universal de tipo O. Pero, hasta ahora, no se han logrado desarrollar enzimas con la suficiente eficiencia como para que sean capaces de limpiar los residuos hasta hacerlos irreconocibles por el sistema inmune.

Tipos de sangre, ¿por qué?
Esto, para los científicos sigue siendo un misterio. el por qué una misma especie como la nuestra tiene diferentes tipos de sangre, pero parece que existe algún tipo de presión selectiva que beneficia a unos tipos sobre otros y que las distinciones comenzaron a aparecer hace millones de años.
Nuestros parientes más cercanos, los chimpancés, solamente tienen dos tipos de sangre, A y O, y los gorilas solamente de tipo B. 
Entre los humanos, hay diferencias notables. La sangre de tipo A, corre por las venas del 40% de las personas europeas y solo el 27% de las que proceden de Asia.
La aparición de diferentes grupos sanguíneos podría explicarse por la diferente propensión que otorgan frente a distintas enfermedades.
 Se ha observado, por ejemplo, que las personas con tipos de sangre A y B tienen mayor riesgo de sufrir algunos tipos de cáncer, como el de páncreas, y las de tipo 0 son más propensas a las úlceras. Sin embargo, más de un siglo después del descubrimiento de los tipos sanguíneos, se sigue sabiendo poco sobre su sentido.

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