dimarts, 19 de maig del 2015

Virus que se vuelven antivirus

Udi Qimron y su equipo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Tel Aviv han diseñado un método basado en fagos capaz de devolver a las bacterias resistentes a su antigua condición de sensibles a los antibióticos, y que además destruye selectivamente a los gérmenes que no responden al fármaco.

El abuso de los antibióticos, y hasta su mero uso reglamentario en los hospitales, están generando una epidemia de bacterias resistentes a esos mismos fármacos vitales. La Big pharma se emplea a fondo para desarrollar nuevos antibióticos que maten a las bacterias resistentes a todos los anteriores, pero esa es una carrera muy difícil de ganar, porque la naturaleza es más rápida que los farmacólogos. Una idea bastante útil se abre camino: utilizar fagos (virus bacteriófagos, o que atacan a las bacterias) contra los microbios que han aprendido a resistir a nuestros fármacos.

La idea de usar fagos contra las bacterias no es una novedad. La firma GangaGen, nombre que hace referencia al río Ganges de la India natal de Ramachandran, donde resulta obvio que las bacterias abundan, pero también los virus que las infectan, fundada por el científico indio Janakiraman Ramachandran, lleva más de una década investigando en fagos con objetivos médicos

Los detalles de la técnica son dificiles: las bacterias resistentes a los antibióticos reciben fagos modificados (con la técnica de edición genómica crispr-cas) para atacar a los genes que confieren la resistencia (genes de la beta-lactamasa, una enzima que rompe la penicilina y sus derivados). Uno de estos fagos integra su genoma en la bacteria y coexiste con ella, el otro la mata para reproducirse lo más posible. El resultado final es que la población de bacterias resistentes se vuelve sensible a los antibióticos. 

Los investigadores de Tel Aviv no pretenden por el momento aplicar sus descubrimientos al tratamiento de pacientes, pero sí a la esterilización de los quirófanos y demás dependencias hospitalarias, que es donde se genera buena parte de las bacterias resistentes. Su sistema de fagos, proponen, puede usarse para tratar las superficies expuestas y como componente de los jabones de manos que utilizan los cirujanos. Creen que ello podría yugular la generación de resistencias en su mismísimo cocedero, que son los hospitales donde se juntan los portadores de todas las bacterias peligrosas que existen bajo el sol, y todos los antibióticos que ha imaginado la industria en el último siglo.

Fuente: Aquí