Según la Sociedad Española de Cardiología (SEC) el estrés, que es uno de los grandes males de la sociedad actual a causa del ritmo de vida acelerado que lleva una gran parte de la sociedad, puede provocar diversos síntomas como la hipertensión arterial , un importante factor de riesgo cardiovascular que se considera un “asesino silencioso”. Además, alteraciones debido al exceso de secreción de catecolaminas, como por ejemplo la adrenalina (hormona vasoactiva la cual es secretada en situaciones de alerta por las glándulas suprarrenales) y la noradrenalina. También puede provocar un aumento de la frecuencia cardiaca y producir alteraciones metabólicas, que tienen como consecuencia un aumento de los niveles en sangre de azúcares y grasas.
Este incremento de los síntomas (tensión arterial, frecuencia cardíaca y alteraciones metabólicas) favorecen el desarrollo de la aterosclerosis, lo que puede desencadenar complicaciones cardiovasculares asociadas, tales como infartos, anginas de pecho y accidentes cerebrovasculares, con lo cual no estamos ante ninguna tontería, ya que el estrés provoca estos síntomas que a la vez provocan problemas más serios en nuestra salud.
El estrés, culpable de esto, siempre se ha relacionado generalmente con el hecho de ocupar un cargo profesional de responsabilidad, pero esto no es del todo cierto si tenemos en cuenta que el estrés está directamente relacionado con una situación personal de incertidumbre e inseguridad que puede no estar vinculada a la actividad profesional.
Por tanto, esta situación, unido al grado de responsabilidad en el trabajo, puede hacer a las personas más vulnerables ante el estrés y si esta situación no varía aquel paciente que vive una situación de estrés continuado, puede desembocar en la aparición de arritmias y, en pacientes que las padecían con anterioridad, aumentar su frecuencia. En algunos casos se trata de arritmias que no tienen repercusiones, pero en otros casos pueden ser importantes, ya que pueden favorecer la aparición de diversas complicaciones, especialmente si existen antecedentes de cardiopatías.
Ante tales repercusiones llegamos a la conclusión que el estrés afecta y en muchos casos gravemente a nuestra salud por lo que debemos evitarlo o modificar las situaciones que lo producen, como la posibilidad de revitalizar las situaciones de la vida diaria y adoptar hábitos de vida saludable.
Os dejo aquí un video bastante explícito y original que habla de la hipertensión arterial:
Como curiosidad al tema del estrés en el Congreso de Neurociencias del pasado 2008 que se celebró en Washington DC se presentó una investigación que sugería masticar chicle para combatir el estrés, hacerlo en momentos de presión, disminuye el estrés a niveles cinco veces menores de los que se perciben en condiciones normales y además mejora la memoria a corto plazo. Aunque los científicos no saben aún cual es el factor responsable de este efecto: el azúcar, el sabor o la mecánica de masticar. Sea cual sea, replantea las estrictas reglas escolares de no masticar chicle en clase.
Este incremento de los síntomas (tensión arterial, frecuencia cardíaca y alteraciones metabólicas) favorecen el desarrollo de la aterosclerosis, lo que puede desencadenar complicaciones cardiovasculares asociadas, tales como infartos, anginas de pecho y accidentes cerebrovasculares, con lo cual no estamos ante ninguna tontería, ya que el estrés provoca estos síntomas que a la vez provocan problemas más serios en nuestra salud.
El estrés, culpable de esto, siempre se ha relacionado generalmente con el hecho de ocupar un cargo profesional de responsabilidad, pero esto no es del todo cierto si tenemos en cuenta que el estrés está directamente relacionado con una situación personal de incertidumbre e inseguridad que puede no estar vinculada a la actividad profesional.
Por tanto, esta situación, unido al grado de responsabilidad en el trabajo, puede hacer a las personas más vulnerables ante el estrés y si esta situación no varía aquel paciente que vive una situación de estrés continuado, puede desembocar en la aparición de arritmias y, en pacientes que las padecían con anterioridad, aumentar su frecuencia. En algunos casos se trata de arritmias que no tienen repercusiones, pero en otros casos pueden ser importantes, ya que pueden favorecer la aparición de diversas complicaciones, especialmente si existen antecedentes de cardiopatías.
Ante tales repercusiones llegamos a la conclusión que el estrés afecta y en muchos casos gravemente a nuestra salud por lo que debemos evitarlo o modificar las situaciones que lo producen, como la posibilidad de revitalizar las situaciones de la vida diaria y adoptar hábitos de vida saludable.
Os dejo aquí un video bastante explícito y original que habla de la hipertensión arterial:
Como curiosidad al tema del estrés en el Congreso de Neurociencias del pasado 2008 que se celebró en Washington DC se presentó una investigación que sugería masticar chicle para combatir el estrés, hacerlo en momentos de presión, disminuye el estrés a niveles cinco veces menores de los que se perciben en condiciones normales y además mejora la memoria a corto plazo. Aunque los científicos no saben aún cual es el factor responsable de este efecto: el azúcar, el sabor o la mecánica de masticar. Sea cual sea, replantea las estrictas reglas escolares de no masticar chicle en clase.
Noticia publicada el 20/02/2009 en Adn.es
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