dilluns, 16 de febrer del 2009

Nada lingüístico es ajeno al gen FoxP2.


En estos últimos años se ha descubrierto el gen FoxP2 causante de mutaciones que desencadenan problemas en el lenguaje humano.Pero lo más sorprendente de todo esto,es la puntería con la que consigue afectar al lenguaje tan a fondo,a pesar de ser un sistema tan complejo y sin apenas tocar otras funciones mentales.
Este gen se encontrado en una familia británica muy especial en la cual entre abuelos, padres e hijos suman 29 miembros vivos, y 15 de ellos padecen una grave deficiencia de capacidad lingüística. La correlación con FoxP2 es perfecta: los 15 miembros afectados llevan el gen FoxP2 mutante, y los otros 14 llevan la versión normal. La falta de lenguaje de los primeros reduce su inteligencia medida en un test estándar, como se pensaba.

Lo más asombroso son los detalles: los afectados no pueden distinguir los fonemas dentro de una palabra y tampoco generar inflexiones a partir de una raíz. Ni tampoco comprenderlas si no las han aprendido previamente de memoria. Ya que esta mutación elimina la capacidad de producir con naturalidad estructuras sintácticas, y la de entenderlas si no se han memorizado antes.

Los científicos no saben aún qué hace exactamente el gen FoxP2, pero es obvio que tiene que ver con los circuitos del cerebelo que regulan las señales nerviosas motoras, las que mueven los músculos,ya que se ha observado que es justo ahí donde el gen se activa durante el desarrollo.
Para entender el comportamiento de este gen hemos de explicar en primer lugar que el cerebro posterior se desarrolla por segmentación como si fuera el cuerpo de un insecto, y sus segmentos se llaman rombómeros que se disponen en fila, del uno al siete según bajas de la nuca hacia el cuello. Cada rombómero manda nervios a una altura distinta del cuerpo, y de ahí que unos rombómeros regulen la respiración, otros la masticación y demás.
La diferencia entre unos rombómeros y otros se debe a los genes Hox, que también forman una fila en el cromosoma: Hox1, Hox2, Hox3 y así hasta Hox13,son los que distribuyen el cuerpo de los animales en rodajas.

Las mutaciones tanto en Hox1 como en FoxP2 pueden provocar autismo, y la causa más probable es que ambas perturban el desarrollo del cerebelo. El autismo va asociado a múltiples problemas motores, como falta de coordinación, torpeza con las herramientas y dificultad para aprender procedimientos complejos. Hay muchas evidencias recientes de que aprender estas secuencias motoras consiste en formarse un modelo interno de la acción que utiliza las mismas áreas cerebrales que mueven el cuerpo en la vida real, sólo que desconectadas de los músculos. El cerebelo es esencial para formar esos modelos internos.

Hox1 se activa en el embrión a la altura de las orejas, y el rombómero 4 es, en efecto, el que recibe la señal de los nervios auditivos. Pero también manda nervios para mover la boca y la parte inferior de la cara. De modo que el oído, el movimiento facial y su trozo correspondiente de cerebelo están unidos a la misma altura del cuerpo.
Así vemos que desde los sonidos que capta el oído hasta los músculos que mueven la cara pasando por el rombómero 4 del cerebelo, el lenguaje esta determinado en esencia por la rodaja Hox1 que tienen en común la fonología, la morfología, la sintaxis y la semántica ,debido a que se quedan a la misma altura del cuerpo,es decir,en la misma rodaja.

Este es un descubrimiento muy interesante que nos muestra como ya hemos estudiado que el gen es un el conjunto de una secuencia determinada de nucleótidos de uno de los lados de la escalera del cromosoma referenciado,que determina en esencia el tema lingüístico del ser humano en el caso concreto del FoxP2 y que en algunos casos sus mutaciones provocan problemas que se sucederán también en la siguientes generaciones.

Información sacada de una noticia del País.