Hace 20 años, la terapia hormonal parecía la píldora de la eterna juventud para las mujeres postmenopáusicas, pero dejó de serlo al conocerse sus potenciales efectos secundarios, y ahora sólo se recomienda para síntomas como los sofocos y la sequedad vaginal. La Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia y la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM) promueven su uso para otras indicaciones menos claras.
Los profesionales sanitarios deben tomar las decisiones con respecto a sus pacientes teniendo en cuenta la mejor información científica disponible. En cuestiones de tratamientos, esta información se obtiene a partir de la realización de ensayos clínicos aleatorios. Si están bien diseñados y realizados, son los estudios con menos posibilidades de ofrecer resultados equivocados. En caso de no disponer de ensayos clínicos existen otros estudios, como los observacionales, aunque éstos, a diferencia de los ensayos clínicos, están sujetos a limitaciones y pueden proporcionar más a menudo respuestas sesgadas.
Hace ya mas de dos décadas se objetivó que el tratamiento de la mujer tras la menopausia por medio de la terapia hormonal (TH) mediante estrógenos con o sin protestágenos presentaba importantes beneficios. A partir de entonces, se empezó a difundir esta terapia, además de como tratamiento de los sofocos o sequedad vaginal, como tratamiento preventivo de la osteoporosis y de las enfermedades cardiovasculares en mujeres asintomáticas.
No fue hasta el año 2002 a raíz de la publicación de los resultados de un ensayo clínico cuando se cuestionaron los supuestos beneficios de la TH. El estudio mostraba que en el caso de mujeres en tratamiento con TH combinada, esta terapia no sólo no prevenía la enfermedad cardiovascular, sino que podía aumentar su incidencia. Además, se observó que incrementaba el riesgo de ictus, los tromboembolismos pulmonares y el cáncer de mama. El estudio mostró que, por el contrario, disminuiría el riesgo de cáncer de colon y las fracturas óseas.
Debido a este negativo balance entre beneficios y riesgos el estudio fue interrumpido antes de tiempo por el comité encargado de velar por la seguridad de las mujeres participantes. Asimismo los estrógenos administrados solos también presentaron un desfavorable balance entre la relación riesgo-beneficio.
El efecto beneficioso observado anteriormente en los estudios observacionales era debido a que en éstos participaban mujeres más sanas que la media de la población general, generando unos resultados a favor de la TH. Durante los últimos cinco años se han ido reforzando conclusiones que hacen que ese balance sea cada vez más desfavorable, sobre todo para tratamientos a largo plazo.
Una vez conocidos estos datos, se ha aconsejado que la TH se utilice únicamente en mujeres con sofocos y/o sequedad vaginal que afecten a su calidad de vida. Se recomienda que el tratamiento se lleve a cabo con la mínima dosis eficaz, durante el mínimo tiempo posible y que no se utilice para prevenir ningún otro problema de salud.
Información extraíada del periódico "El país".
2 comentaris:
En noticias como ésta se hace evidente la validez de un ensayo clínico bien hecho, y los peligros que puede ocasionar uno observacional con poco control en la elección de las participantes, "olvidando" observar la media de salud de las mismas.
Respecto a la terapia hormonal, ya está todo dicho, en cuanto un tratamiento se demuestra (o sólo con que haya un indicio) que puede ser perjudicial, es decir, que los riesgos superen a los beneficios con un margen considerable, dicho tratamiento debe ser eliminado, o limitado para dolencias en las que se ha demostrado que es efectivo.
Estic d'acord amb Marta ja que els efecte negatius poden ser molt perillosos, inclosos també el d'una major incidència de càncer de mama que s'han donat en alguns casos en els que s'ha utilitzat la teràpia hormonal
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