El odio es un sentimiento biológico complejo, al igual que el amor. De hecho, lo primero que ha descubierto un equipo de investigadores del Laboratorio de Neurobiología del University College de Londres es que, tanto el amor como el odio, comparten dos estructuras cerebrales. Esta semejanza no se puede observar en ninguna otra emoción. El equipo ha convertido en verdad el dicho de que "del amor al odio hay sólo un paso".
El experimento para descubrir el denominado "circuito del odio" consistió en observar imágenes de resonancia magnética del cerebro de 17 individuos, mientras éstos observaban fotos cedidas por cada participante de personas que despertaban en ellos cierta animadversión, alternadas con otras fotos con rostros que no les provocaban ninguna emoción.
Así se consiguió ver las áreas neuronales que se activan al odiar, y se observó que eran las mismas que se activan con el amor romántico. Estas regiones no son otras que las denominadas "putamen" (situado en el centro del cerebro) e "ínsula" (en la superficie lateral del mismo), que son las que generan un comportamiento agresivo y las que nos hacen llevar ese comportamiento a la práctica.
La ínsula se encarga de catalizar las expresiones de disgusto y los estímulos desagradables, y el putamen es quien rige nuestra respuesta activa, ya sea agredir a la persona que nos genera el odio, o adoptar una actitud defensiva.
El coordinador de la investigación Semir Zeki (en imagen) explica que "el hecho de que las zonas del putamen y la ínsula también se activen por el amor romántico no es sorprendente, ya que ambas pasiones pueden conllevar actos irracionales y agresivos".
El experimento para descubrir el denominado "circuito del odio" consistió en observar imágenes de resonancia magnética del cerebro de 17 individuos, mientras éstos observaban fotos cedidas por cada participante de personas que despertaban en ellos cierta animadversión, alternadas con otras fotos con rostros que no les provocaban ninguna emoción.
Así se consiguió ver las áreas neuronales que se activan al odiar, y se observó que eran las mismas que se activan con el amor romántico. Estas regiones no son otras que las denominadas "putamen" (situado en el centro del cerebro) e "ínsula" (en la superficie lateral del mismo), que son las que generan un comportamiento agresivo y las que nos hacen llevar ese comportamiento a la práctica.
La ínsula se encarga de catalizar las expresiones de disgusto y los estímulos desagradables, y el putamen es quien rige nuestra respuesta activa, ya sea agredir a la persona que nos genera el odio, o adoptar una actitud defensiva.
El coordinador de la investigación Semir Zeki (en imagen) explica que "el hecho de que las zonas del putamen y la ínsula también se activen por el amor romántico no es sorprendente, ya que ambas pasiones pueden conllevar actos irracionales y agresivos".
Aun así, el "circuito del odio" transcurre por vías propias y distintas a las de otros sentimientos, al adentrarse en la corteza frontal, que es la zona encargada de predecir y anticipar las acciones de los demás.
El equipo descubrió la diferencia fundamental entre amor y odio, y es que con el amor se desactivan las partes de la corteza cerebral que se relacionan con el juicio y el razonamiento, mientras que el odio sólo es capaz de desactivar una pequeña zona de la corteza frontal. Esto quiere decir que el amante siempre es menos imparcial y no atiende al sentido común en lo que respecta a la persona amada, sin embargo, el odio no suele hacernos perder el juicio, esto es que alguien que odia es muy consciente de los pasos que da y las acciones que emprende.
Esta investigación también nos desvela que el odio no comparte un patrón cerebral con sentimientos parecidos, como la ira, el enfado, o el miedo, en los que la amígdala, el cingulado anterior, el hipocampo, las regiones medio temporales y la corteza orbifrontal son las partes implicadas.
Este trabajo puede ser muy útil, por ejemplo, en el mundo judicial, cuando se trata de investigar el cerebro de un criminal, y el porqué de sus actos.
La noticia entera, aquí.
1 comentari:
Sinceramente: me encanta la noticia... xD
Tendría que decir cosas más científicas pero algunas preguntas que no lo son me despistan...
-¿"Imagenes que provoquen el odio"? ¿Su pareja con un amante acaso?-
-"putamen"... mejor me abstengo de hacer comentarios... ^^ -
Hay cosas muy curiosas en ese estudio la verdad, siempre hemos pensado que el amor era irracional pero no me lo tomaba en serio... aunque ahora parece que si que lo tendré que tener en cuenta.
Hay veces que quieres mucho a alguien y al final le odias, ¿no? ¿Tiene relación con esto? "Los que se pelean...".
Lo que sí que me sorprende es que el odio no tenga relación con el miedo o la ira. Me parecería más natural la relación entre ellos...
Que extraño que es todo...
Sólo saco en claro una cosa:
¡Haz caso a alguien que te odie y no a tu pareja!
Es verdad que el amor es ciego...
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