Los hijos de las personas que viven largamente heredan la buena salud cardiovascular de sus padres, y tiene menos riesgos en cuanto a los problemas de corazón, en comparación con los de su generación. Así, cuando lleguen a ancianos tendrán mejor salud que sus congéneres, a pesar de la edad. De este modo, las conclusiones muestran que el descendiente de centenarios tiene el 78 por ciento menos de riesgo de padecer infartos y el 80 por ciento menos de padecer enfermedades como un derrame cerebral o diabetes.
Además, el estudio encontró que las personas participantes tenían el 81 por ciento menos de probabilidades de morir que el grupo de gente de su misma edad pero cuyos padres habían muerto antes de llegar a los 90 años. En este sentido, los científicos que participaron en este informe señalaron que esta cifra que muestra una mayor capacidad de supervivencia es la evidencia de que la longevidad se hereda, lo que refuerza que pueda haber motivos fisiológicos y genéticos en este tema.
Los resultados de este estudio son compatibles con otras investigaciones que se habían hecho con anterioridad. Estos, sugerían que la anulación o la tardanza de enfermedades cardiovasculares y factores de riesgo cardiovasculares, incluyendo la hipertensión y la diabetes, se debe a los fuertes genes de las familias en las que existen centenarios, algo que se puede comprobar desde que sus descendientes son niños.
Este estudio (que ha sido publicado en el número de noviembre en el 'Journal of American Geriatrics Society') es el primero en evaluar la salud de descendientes de centenarios por los que se considera un avance importante para investigaciones futuras ya que estas personas pueden ser un modelo a estudiar para ver luego las diferencias de salud entre dos personas de una misma edad.
Noticia publicada el 21/11/08 en europapress.
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