dilluns, 10 de novembre del 2008

Corazones que laten después de muertos



Un equipo del Hospital Infantil de Denver ha conseguido hacer que el corazón de una persona declarada muerta por fallo cardiocirculatorio vuelva a latir en el cuerpo de otra.

Morir no es dejar de respirar o que el corazón deje de latir, sino no ser capaz de hacerlo de forma autónoma y, en ese aspecto, la ciencia ha avanzado notablemente. Ahora se pueden mantener durante un tiempo los órganos de una persona fallecida para ser implantados en otra.

Normalmente, la mayoría de las donaciones venían de pacientes en muerte cerebral, esto es cuando se acredita la pérdida irreversible de todas las funciones cerebrales; pero, en los últimos años, ha sido posible obtener órganos de pacientes en muerte cardiaca, es decir, cuando el corazón entra en asistolia irreversible y es incapaz de bombear sangre por sí solo.


Certificando la muerte


Aquí se abre el debate, cuando la revista "The New England Journal of Medicine" publica un artículo, de Mark Boucek, en el que se informa del éxito, en el Hospital Infantil de Denver (EE.UU.), de tres trasplantes de corazón obtenidos de bebés de pocos días de vida, después de declarar su muerte por parada cardiaca irreversible.

Este hospital ha conseguido acabar con la creencia de que era imposible que un corazón que ha fallado en una persona, pueda ser reiniciado en otra.
Pero la desacreditación de esa creencia es peligrosa, pues no se puede decir que el fallo cardiaco es irreversible cuando luego ese corazón puede ser reiniciado en otra persona.

Igual que pasó con el debate sobre la muerte cerebral, se han celebrado conferencias científicas de consenso para establecer cuándo exactamente se puede declarar la muerte cardiaca y cuándo el corazón pierde su función circulatoria. Esto ocurre cuando el corazón es incapaz de bombear sangre, y se comprueba cuando en el miocardio no existe actividad eléctrica.

El objetivo de los autores del artículo de la controversia no era otro que el de minimizar el tiempo en que debe estar una persona en muerte cardiaca para ser declarada oficialmente muerta, y, por tanto, poder donar sus órganos en caso de que la familia esté de acuerdo, especialmente en el caso del corazón, que es el órgano en el que el deterioro del mismo aumenta más rápidamente a poco tiempo de ser ya inservible para la persona dueña del órgano.

Con esta minimización se quería aumentar el número de donaciones y reducir el de la lista de espera.

Sea ético o no lo que hizo el Hospital Infantil de Denver, una cosa sí está clara, y es que gracias a ese trasplante, tres niños están vivos, y, si el equipo médico no hubiera osado a desafiar el límite de lo ético, ahora mismo estaríamos hablando de seis niños muertos.



Podéis ver el reportaje entero aquí.

1 comentari:

maria jesus ha dit...

leí la noticia en el períodico y realmente me choco basatante..bueno en realidad no sabria que postura defender, puesto que el argumento de que serian el doble de niños muertos no lo veo claro, ya que en Denver tan solo dieron unos segundos para certificar la muerte cardiaca cuando el protocolo exige almenos 5 minutos de reanimacion!!! por otra parte si los padres y los médicos decidieron eso es que estaba clara la enfermedad del paciente y no habia otra salida que la muerte, pero si tenían problemas cardíacos, no los transapasaran cn el trasplante al nuevo bebe? supongo que habrán estudiado si el fallo era del corazon o simplemente de una parte que pudiera alterar su funcionamentoo fuera del mismo.
Yo creo personalmente que no es una via viable y mucho menos ética, un médico debe intentar salvar la vida del paciente independientemente de las donaciones que se puedas llebar a cabo, y reducir de 5 minutos a segundos me parece una medida drástica como inmoral, todo el mundo tiene derecho a un intento más.